MIDDLEDITCH AND SCHWARTZ
¿Habéis visto ya Middleditch and Schwartz? Resumidamente,
se trata de un especial de comedia impro lanzado en Abril de 2020 en Netflix.
Creo que hasta la fecha, la única impro que hay disponible en Netflix. Ahí
vamos. Interpretada por los actores Thomas Middleditch y Ben Schwartz que yo ya
había visto en… espera que piense. Silicon Valley y Parks and Recreation. Os
juro que percibí algo en sus interpretaciones de juego y presente que me
hicieron pensar en impro. Pero ese ese otro tema.
No voy a patalear por la falta de
muestras, visibilidad y en general cariño hacia la impro en la plataforma de
entretenimiento más visitada. Asumo el camino escarpado y pedregoso de la
impro. Voy a relacionar la marginalidad netflixoniana de ese programa con su
carácter, para lo que es más exprimible el resto del artículo si habéis visto
al menos uno de los tres episodios disponibles que hay hasta la fecha.
Hablo de la proximidad, sencillez
y espontaneidad constantes que se respiran en cada episodio. Netflix (le asumo
la responsabilidad) ha apostado por transmitir el carácter impro con una
constante muestra de cercanía por parte de los dos actores. Dentro y fuera de
las impros.
Abundan las fugas, las risas, la
complicidad, y el enseñar el error al tiempo que aprovecharlo.
Ben encerrado en el armario, el
dichoso armario que Thomas no quiere abrir. Thomas mira al público “tengo que
hacerlo, ¿verdad?” “Oh, claro que sí” le responde Ben. No el personaje, sino
Ben. Como si a Netflix le funcionara el hecho de mostrar las cuerdas de la
marioneta, no vaya a ser que alguien piense que pretenden llegar, pero no
pueden.
No me parece mal, pues
paralelamente a esta constante apertura de los recovecos de la impro, defienden
bien las historias, sin prisas y con cierto desapego a una “buena impro”. La
trama subyace en una lenta cinta corredera, priorizando el juego frente a los
avances. Eso sí, la fuga constante va en detrimento de la implicación corporal.
Los personajes son siempre “Ben haciendo de” o “Thomas haciendo de”. Vemos poca
transformación física, lo que a su vez es usado para mostrar nuevamente el
error y soldarlo con un pequeño avance de trama (la loca clase con 10 alumnos).
Es una buena muestra abierta a
público de lo que se puede lograr. No cruzaremos la frontera del público que
busca risa fácil y rápida, pero podemos ponernos una impro-medallita.