sábado, 15 de octubre de 2022

Escola el Carmel

 

Escola el Carmel

Desde el enero de 2022 hasta junio estuve dando un primer año de curso de improvisación para los alumnos de 5è i 6è de la Escola El Carmel de Barcelona desde la iniciativa Pla de Barris.

Fue la primera vez que impartía clases para alumnos que NO QUERÍAN hacer teatro. Hasta ahora, las clases las había dado en centros o academias especializadas en artes escénicas, pero El Carmel es una escuela pública. Eso no significa que ninguno quisiera, de hecho en general debo decir que ha sido gratificante, he aprendido muchas cosas.

He aquí una lista de reflexiones. Hablamos de alumnos de 10 a 12 años:

-          Los ejercicios creativos son más atractivos para ellos que los ejercicios de rapidez o agilidad. Creía que iba a ser al revés, pero no.

-          Las votaciones no funcionan. Votamos repetir juego y el que salió elegido por mayoría, les aburrió a los 5 minutos. Tu trabajo es defender tu idea de clase, no dejarles a ellos la responsabilidad de elegir la clase.

-          Si quieres que evolucionen, improvisa con ellos y muéstrales tus recursos.

-          Pero por muchos recursos que muestres, la barrera social de los 11-12 años es muy poderosa. No van a hacer el ridículo ante sus amigos.

-          Los grupitos son peligrosos. Bloquean extraordinariamente el aprendizaje. Especialmente con los caracteres saboteadores que disponen de más autoridad entre su grupito que tú como profesor.

-          A menos edad, más fluida es la clase.

-          A más libertad, menos diversión.

-          Dejaba opción a no salir de voluntario a improvisar, lo contrario hubiera sido incómodo y contraproducente en muchos sentidos. Varios alumnos decidieron no salir ni una sola vez a improvisar en todo el curso.

En general, creo que aunque fuera una sola hora semanal con grupos reducidos de entre 8 y 12 alumnos, salieron con una aproximación artística interesante. Pocas escuelas ofrecen esta opción, y quiero pensar que quizá algunos de ellos encontrará en los recuerdos de estas sesiones una motivación para quizá interesarse por las artes escénicas.

 


sábado, 1 de octubre de 2022

Lo de las chirigotas

Lo de las chirigotas

 

Hace un tiempo asistí como acomodador a un festival de chirigotas. Menudo titular para arrancar el artículo. Pero es cierto. Mi tarea sólo consistía en acompañar al público a su butaca, cerrar puertas y despedir al terminar. Lo bueno es que me puedo quedar a ver el espectáculo gratis.

Las chirigotas españolas del carnaval de Cádiz agrupan varios artistas musicales para interpretar temas que tratan sobre todo actualidad, e incluyen vestuarios llamativos para los cantantes y músicos.

Y ahora abro la verja y me meto en el jardín.

Lo que viví en ese teatro fue una hora y media de ambiente endogámico, una especie de atmósfera de devoción provincial hacia una forma de arte que rompía constantemente cuarta y quinta pared, en la que el público no sabía estar simplemente atento al show sino que gritaba, coreaba, cantaba e interpelaba a los artistas como si estuvieran en el escenario. El proceso comunicativo se volvió un pantano turbio en el que ya no se dibujaba una línea platea – escenario, sino un caos de voces que, si no hubiera sido por los focos, nadie hubiera sabido ver dónde sucedía el show.

La pasión gaditana ante todo, el orgullo de su tierra y la diversión eran los temas de ese espectáculo. Pero precisamente ese carácter consiguió que yo, como simple trabajador en un rincón del teatro, me sintiera desplazado de algo de lo que yo entiendo que si quisiera, podría formar parte como asistente a un teatro, ¿no? El ambiente era raro.

Voy a citar a dos personajes que han resumido el carácter andaluz en los teatros.

Antonio Castelo decía: yo no voy a actuar a Andalucía porque el público andaluz es como si fueran a un concierto con sus propios altavoces. No escuchan, participan.

Joaquín Sabina decía: no me gusta el carácter autárquico de la cultura andaluza.

Puedo respetarlo porque, insisto, lo viví de primera mano y no vi nada necesariamente malo en su forma de entender el show. Pero no comparto para nada esa endogamia andaluza. Personalmente, quiero ir al teatro a escuchar, aprender, dejarme transportar, reflexionar y aplaudir al final.

Me gusta generalizar porque me hace escribir más fácil, pero entiendo que no será siempre así. Habrá públicos y públicos, distintas zonas e idiosincrasias.

Pero viendo lo que viví en las chirigotas, pienso después: ¿Cómo debe ser en la impro?