viernes, 15 de marzo de 2024

¿Pies o torsión?

 

 ¿Pies o torsión?

 

Esta será nuevamente una reflexión más que manida en este blog, pero no deja de asombrarme la multitud de aproximaciones que puede tener este proceso mental / improvisador.

Suelo encontrarme en clase con alumnos que, si hablamos de texto, necesitan la réplica anterior clara, meridiana, precisa y al dedillo. Si no reciben el pie exacto, descarrilan y pierden el hilo. Y luego me encuentro alumnos que se permiten distanciarse del texto (les prohíbo hacerlo del sentido) y cambian palabras, torsionan el texto, naturalizan expresiones y están presentes. Supongo que ya con esta pequeña explicación se intuye con cuales resueno más.

He hecho un esfuerzo por entender el mérito que hay en un trabajo preciso y rígido, sobretodo cuando son capaces de darle sentido, intención y presente a las palabras exactas del dramaturgo. Pero coño, a la hora de la verdad, son los actores los que “dirigen” la escena. El director no está en platea para detener y corregir. Y como actor, estás sometido a la verdad absoluta de lo que ocurre. Si hoy añades una palabra porque el momento presente te lleva, ¡hazlo!

O quizá es que pienso así porque aun no he dirigido nunca verso.



viernes, 1 de marzo de 2024

Teenagers

 

Teenagers

 

Un nuevo post sobre docencia, que hoy en día ocupa ya gran parte de mi horario semanal.

Sobre las clases con adolescentes.

Yo no soy docente. Estoy en proceso de serlo pero desde una formación artística. Me centro más en lo que podemos conseguir con la impro que en los alumnos en sí. Es algo que estoy aprendiendo día a día y me adapto, pero donde más lo percibo es con los alumnos de entre 11 y 18 años. ¿Por qué?

En esta edad, hace poco o nada que han dejado la escuela y el instituto, lugares donde las figuras de autoridad como los profesores se enfocan en ellos más que un profesor de universidad, que se enfoca en el contenido de la materia. Yo pongo el foco en la creación, y creo que me falta desarrollar una manera sólida de hacer que se sientan arropados.

No obstante.

Me los gano por la impro, no por mis habilidades docentes. He percibido a menudo sus ganas de salir a escena, arriesgar y expresarse a través de la impro, pero pocas veces he sentido un vínculo estrecho con alguno de ellos. Lo que me lleva a pensar que la impro tiene una gran capacidad para hacerte sentir útil y ganarte a ti mismo. No hay exactamente forma de hacerlo mal (aunque diga lo contrario Omar Argentino en Yes, But…) así que llega un punto en mis clases con adolescentes en el que ya me los he ganado. Pero no por mis habilidades docentes, sino por abrirles las puertas de la impro. Digamos que la impro es mejor profe que yo.

Suerte tengo de ella…