Teenagers
Un nuevo post sobre docencia, que hoy
en día ocupa ya gran parte de mi horario semanal.
Sobre las clases con adolescentes.
Yo no soy docente. Estoy en proceso
de serlo pero desde una formación artística. Me centro más en lo que podemos
conseguir con la impro que en los alumnos en sí. Es algo que estoy aprendiendo
día a día y me adapto, pero donde más lo percibo es con los alumnos de entre 11
y 18 años. ¿Por qué?
En esta edad, hace poco o nada que
han dejado la escuela y el instituto, lugares donde las figuras de autoridad
como los profesores se enfocan en ellos más que un profesor de universidad, que
se enfoca en el contenido de la materia. Yo pongo el foco en la creación, y
creo que me falta desarrollar una manera sólida de hacer que se sientan
arropados.
No obstante.
Me los gano por la impro, no por mis
habilidades docentes. He percibido a menudo sus ganas de salir a escena,
arriesgar y expresarse a través de la impro, pero pocas veces he sentido un
vínculo estrecho con alguno de ellos. Lo que me lleva a pensar que la impro
tiene una gran capacidad para hacerte sentir útil y ganarte a ti mismo. No hay exactamente
forma de hacerlo mal (aunque diga lo contrario Omar Argentino en Yes, But…)
así que llega un punto en mis clases con adolescentes en el que ya me los he
ganado. Pero no por mis habilidades docentes, sino por abrirles las puertas de
la impro. Digamos que la impro es mejor profe que yo.
Suerte tengo de ella…
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