miércoles, 15 de noviembre de 2023

Lo que NO se dice

 

Lo que NO se dice

 

De la misma forma que tu realidad actual es la suma de todas las decisiones y eventos fortuitos que has vivido en la vida, una impro es una suma de descubrimientos que nos llevan a la historia.

No obstante, si le ponemos el filtro negativo para contemplar todos los posibles eventos que podríamos haber vivido en la impro, nos crece un vértigo interior ya que la suma asciende a un infinito literal.

He oído en el podcast Todopoderosos la frase: Los Angeles debería conocerse como la ciudad en la que NO se hacen películas, porque se dice que en los numerosos despachos de agentes, productores y directores, existen cantidad de guiones de películas que a día de hoy no han visto la luz, y que con toda probabilidad no lo vayan a hacer nunca. De todos los guiones que existen en Los Angeles, sólo una ínfima parte terminan convirtiéndose en una película rodada, pero la inmensa mayoría es simplemente olvidada. Entonces, Los Ángeles es la ciudad donde NO se hacen películas, más que la ciudad en la que SÍ se hacen.

Lo mismo en la impro. De todas las posibilidades, sólo una constante en el presente es la que sucede. Todas las demás desaparecen en nuestras mentes, en el éter, en el cuanto, en el espacio vacío de Peter Brook.

Cuanta más impro, menos impro.




miércoles, 1 de noviembre de 2023

¡Más alto!

 

-¡Más alto!

 

Hoy vamos a blasfemar. Me remito a uno de los grandes clásicos del cine de comedia como es La Vida de Brian, 1979. De los grandes Monty Python. Creo que no hace falta resumen de la peli, si estáis en este blog ya sois lo bastante freaks.

La única escena de la película en la que aparece el auténtico Jesús de Nazaret es el momento en que predica ante el pueblo judío, y Brian con su madre (hilarantemente interpretada por Terry Jones) están escuchando el sermón en el desierto. La cámara se aleja y vemos que Jesús se encuentra en lo alto de una colina, rodeado de una multitud. Brian y su madre se encuentran muy lejos de Jesús, por lo que su voz les llega atenuada desde la lejanía. A lo que la madre de Brian exclama: ¡Más alto!

No hay chiste más inofensivo y blasfemo, ni más fiel a la realidad de una situación como esa. Sin una manera de amplificar la voz del predicador en un espacio abierto, es de lógica pensar que esa situación exacta debió de producirse en el pasado. Y aún así, ese descenso de lo más elevado como es la palabra de Dios, hacia la burlesca terrenalidad del ¡más alto! resulta deliciosamente hilarante.

Ese es el papel auténtico del humor. Señalar de manera inocente una realidad que desafía lo que queremos creer, para indirectamente explicarnos que somos todos igual de ridículos, absurdos e incongruentes, y que toda trascendencia del mundo es pasajera. La vida es un sermón que se escucha de lejos, y las religiones del mundo son la madre de Brian gritando: ¡Más alto!