viernes, 15 de julio de 2022

Richard Pryor en Explicado Pierde

 

Richard Pryor en Explicado Pierde

Estuve echándole una escuchada al podcast “Explicado pierde, de varios de los responsables de La Llama, librería de humor de Barcelona. Interesante planteamiento para los estudiosos del humor, con varios episodios dedicados a cuestiones específicas del mundo de la comedia.

Os dejo aquí el enlace de ivox: https://www.ivoox.com/podcast-explicado-pierde_sq_f11554885_1.html

Quiero hoy dedicarle el artículo al primero de los episodios del podcast, en el que tratan sobre Richard Pryor, uno de los pilares del stand up, gran referente en general bien conservado incluso por los iconoclastas (aunque hay una preocupante carencia de esos en el stand up, o almenos de iconoclastas con criterio).

En un momento dado del podcast, mencionan que el gran Richard Pryor, en uno de sus shows estrella a la vuelta de un episodio vital complicado, presentaba un fragmento de monólogo en el que hablaba sobre un infarto que sufrió. Pryor interpreta las voces de sus partes del cuerpo comunicándose con él mientras está teniendo el infarto. Una forma sana y valiente de exponer ese tema ante público, pero ese es otro tema.

Me centro en la FASCINACIÓN con la que los conductores del podcast viven esa idea de Pryor. “Dios mío, qué gran idea. Es increíble como hace otros personajes. Qué genial como usa el cuerpo para contar ese momento. Estamos en éxtasis.” Éstas no son quotes auténticas del podcast, pero para que me entendáis.

Queridos compañeros de artes escénicas… Os habéis regodeado tantísimo en el stand up de club de la comedia, del que se acoge a la técnica, al ritmo, a la estructura, a las normas del maldito chiste… Que os habéis olvidado que estáis HACIENDO TEATRO. Sí, señores. Richard Pryor es un intérprete y hace teatro. Claro que lo hace. Porque explica cosas en un escenario ante un público. Claro que hace personajes, claro que usa el cuerpo. La fascinación debería ser inversa, deberíamos fascinarnos al ver cómo el stand up actual está abandonando el teatro en un país que ha vivido el maravilloso Siglo de Oro, que ha tenido a Cervantes y a Lope de Vega. Levantad la vista de vuestras libretas de chistes y pisad más a menudo un teatro, porque hacer stand up es representar una obra de una sola persona, coño. Olvidaos un poco del chiste y usad el cuerpo, cread personajes, contadnos lo que tenéis de verdad dentro y qué medios usáis para hacerlo. Los chistes son sólo adornos.

En fin, no pude evitar sentir algo de vergüenza por compartir (aunque sea de refilón) medio artístico con estas ratas de biblioteca cómica. La endogamia ha llegado oficialmente al stand up y ha creado sus nuevas propias bases, tan alejadas de lo que significa saber estar en escena, que se fascinan cuando ven que alguien sabe estar en escena haciendo stand up comedy.

Para terminar enlazándolo a la impro, que es lo que nos ocupa, sólo decir que tenemos la suerte de que trabajamos un método que nos exige saber estar en un escenario, saber comunicarle al público, crear personajes, usar la imaginación y el cuerpo para contar, dejarte modificar por el compañero, hacer brillar a los demás y no sólo a uno mismo, saber escuchar, reaccionar, inventar y sorprenderte a cada show.




viernes, 1 de julio de 2022

Schme-

Hará ya varios años, descubría junto a mi feligrés Héctor Joan, en nuestra compañía de impro, lo que es juntarse con un perturbado que ríe las mismas gracias que tú, con el que llegar lejos y en la misma dirección en análisis exhaustivos de comedia propios de auténticos psicóticos, y compartir en definitiva, running gags y recursos disparatados que creaban un universo de chorradas en constante expansión.

Pero no todas las propuestas caen en un saco cerrado. Y hubo algo que se grabó en mi mente y de lo que prácticamente no hemos vuelto a hablar. Ahora convertido en un concepto impro. El schme-.

No puedo recordar de dónde extraje, por mi cuenta, que en hebreo existen multitud de palabras que empiezan con esta sílaba. Al escucharla, prodújome gran risa estertórea. Y tomé la decisión consciente de proponerle (sólo a mi colega, no soy un inconsciente) de empezar a hablar añadiendo el sufijo schme- a las palabras.

- ¿Quieres ir a schmetomar una schmecerveza? ¡Me schmeencanta! Ha sido schmedelicioso.

Creo que esta enumeración representa el número de veces que intenté que calara esta propuesta en nuestro universo de imbecilidades. Poco tardó mi colega en rebatírmela, alegando:

- Tenemos que hablar de lo de decir schme-…

Ahí terminó mi intento. Fui derrotado.

Y aprendí algo valioso.

La espontaneidad es auténtica. Lo auténtico es empático. Y la empatía no exige virtuosismo, esfuerzo o fuerza de voluntad. Solo verdad, presente, momento y si es posible, irreflexión.

Cuanto más vueltas le das a una propuesta para tu impro, menos posible es que encaje porque está más sujeta a tus apetencias personales, que llevan rato diciéndote: sí, sí, funciona. Tú no puedes contrastar en tu cabeza tus apetencias, porque allí estás sólo. A veces es necesario un compañero que te diga: no funciona. Y juntos reconducís la impro hacia un sitio más interesante.

Schmerecordadlo siempre.