lunes, 15 de agosto de 2022

¿Sólo virtudes?

 

¿Sólo virtudes?

Hace poco escuché la frase “un profesor que sólo señala virtudes a sus alumnos, no es un buen profesor”.

En un primer momento, permitidme este auto-análisis, creí conectar con esta frase puesto que no soy muy de alabar sin motivos. En clase creo que prefiero dejar que la risa que me produce la espontaneidad de los alumnos se convierta en la vara de medir de su inmediatez. Así lo fue para mi con mi primer profesor. Pero más adelante comprendí un poco más allá.

¿De qué me sirve como alumno que sólo me cuenten lo maravilloso que soy? ¿Cómo creo mis propias conclusiones si no me marcan un camino por el que concluir? La mediocridad se ayuda sola, y la mediocridad es producto de la falta de criterio. Sin crítica no hay criterio. Hay que criticar a los alumnos, señalar sus puntos débiles y empujarlos hacia las zonas en las que aún no han transitado.  

En Whiplash, el personaje de JK Simmons decía algo como “No hay dos palabras más dañinas que buen trabajo”. Buen trabajo le da un punto final al proceso. Le da una importancia excesiva al resultado y no deja puerta abierta al aprendizaje. Le estamos cavando la tumba al alumno en vez de despejarle el bosque.

¿El riesgo? Caer mal. Que te odien. Sí, claro que es arriesgado. Todos queremos gustar y caer bien. Y quizá eso con el tiempo es algo que mengua cuando va cobrando más importancia la formación en sí que no lo que piensen de mí como profesor… Yo espero que así sea. Por el momento me asusta ser odiado, y me ha pasado. Pero he aprendido que si te centras en los defectos, el día que señalas una virtud, lanzas una potente bomba de ánimo al alumno que le alienta a seguir trazando su mapa de aprendizaje.

 


 

lunes, 1 de agosto de 2022

Visita al Circo del Sol

 

Visita al Circo del Sol

Fui a ver el Circo del Sol como epítome de las artes escénicas, como culmen y referente de la cultura circense. Reconozco que en un porcentaje elevado, adquirí la entrada sabiendo que lo hacía no solamente para entretenimiento sino para observación, análisis y por qué negarlo, un poco prejuicioso. No obstante, creo que mantuve la disposición del disfrute en todo momento y nunca, diga lo que diga a continuación, me arrepentí de haber ido. Vaya eso por delante.

Análisis. ¿Qué le sucede al show business cuando hay financiación de sobra? Una cosa primordial, a mi modo de ver: que apunta a ganar. El Circo de Sol apunta a ganar, lo apuesta todo a una forma de show que nadie con ojos en la cara y sentido auditivo podría juzgar de “mal espectáculo”. Es simplemente imposible decir que es malo, aburrido, feo, carente de gusto, soso… No tiene sentido. Hay una inversión técnica desparramante, focos para iluminar un pueblo entero, material de maquinaria que dispara mariposas, humo, cascada de agua, marionetas gigantes, cintas correderas en varias direcciones sobre la pista, láseres, y artistas con una técnica absolutamente impecable en disciplinas tan variadas como espectaculares. Trapecio, contorsión, telas... Una locura.

Y por eso mismo no tiene alma.

Porque apuntar a ganar tiene dos consecuencias: ganas un público fácil, y pierdes por no invertir nada en la pérdida. No arriesgas. Vas a funcionar sí o sí. Sales del espectáculo y sigues siendo la misma persona. No te mueve nada, no te aporta un punto de vista peculiar, no le otorga un sello arriesgado y personal a su show más allá de toda esa inversión económica. Es pura técnica, puro dinero puesto en el centro de la diana, a donde todo el mundo cree que hay que apuntar. Pero no, señores. El arte no debería tener garantías. Si así fuera (ya lo hemos dicho en este blog en más ocasiones) los artistas serían los banqueros.

Si algo tiene la impro, es la belleza del riesgo. Los improvisadores asumimos que hoy puede ser un show de auténtica mierda, por mucho que salgamos con una sonrisa a escena. Todo puede fallar, todo puede ser un desastre porque no tenemos otras garantías que no sean nuestra caja de herramientas interpretativas. ¡Y aún así, sin un guión todo puede venirse abajo, por supuesto que puede! Cualquier espectáculo de impro que se las dé de apuesta segura, no es un show con carácter. Es un producto al estilo del Circo del Sol.