domingo, 15 de agosto de 2021

Antihéroe, la luz a través de la sombra

 Una reflexión rapidilla:

Sobre el papel del héroe en las historias. El personaje que lucha y supera obstáculos para convertirse en una versión mejor de sí mismo.

A menudo los alumnos preguntan: ¿y el antihéroe? Con un deje en la voz de: ¿ahora qué? Te he pillado. Porque si es “anti” querrá decir que de repente todo lo contrario también funciona. ¿De qué sirven entonces tus amados arquetipos? ¡Ha! Desafiar la norma también funciona, toma ya.

Veamos. Subrayamos el anti como la apetencia que tenemos al propio desafío, ansiosos por desaprender antes de haber aprendido. Pero no olvidemos que aparte de “anti” sigue siendo “héroe”.

Si el arquetipo del héroe consiste en arrojar luz sobre los sucesos para que se abra paso la historia, el antihéroe consiste en arrojar luz y poner la mano en el rayo para mostrar la sombra. Efectivamente, vemos el antihéroe a través de la sombra de su personalidad, lo peor, lo más bajo, lo contrario a la luz del un héroe. Pero esa sombra no existe sin luz.

El antihéroe transforma su silueta y descubre cómo convertir su sombra a favor de la luz para que ésta ilumine el camino. Igual que un héroe.

El antihéroe funciona por superposición. No busques el antihéroe sin conocer bien al héroe.



domingo, 1 de agosto de 2021

¿Funciona o no la innovación?

 He leído recientemente el maestro Stephen King. La conclusión principal tiene que ver con el paralelismo del malabarista: el virtuosismo está en hacer que parezca fácil.

He visto malabaristas que lanzan hasta seis bolas al aire mientras se balancean en un cilindro sobre otro cilindro. ¡Y no parece que les cueste trabajo! Si parece fácil, es que está bien ejecutado. King escribe fácil. Es ágil, comprensible, directo y sencillo. Te atrapa de tal forma que no hay opción a desconectar. Es un genio.

El hacerlo fácil, paradójicamente, es un arte profundo. Hay que despojarse de mil artificios y llegar a la esencia. Eso es algo reservado sólo a aquellos que han caído por el otro lado de la balanza queriendo ir demasiado lejos, luego han simplificado, han vuelto a innovar, han vuelto a reducir… Y de ese balanceo, como dice Patricia Ryan Madson, nace la sabiduría para descartar todo aquello que no aporte a la obra.

¿Qué creo que sucede en impro? Que tenemos mucho y cada vez más donde comparar, agarrarnos y tomar como referencia. Hay muchísimo consumo cultural, casi de forma involuntaria nos llegan memes, podcasts, vídeos rápidos de tik tok… Pero obviamos que todo son referencias que brotan de recursos culturales muy antiguos. Todo es consecuencia de una versión anterior, creada en un mundo sin podcast, tik tok ni impro.

Ante todo eso, nos quedamos con lo que nos sorprende y lo tomamos como nuestro referente, porque para nuestra visión particular “ha sido diferente”, o dicho de otro modo, hemos conectado a un nivel individual. Así que cuando somos creadores, ¡también queremos que lo nuestro “sea diferente”!

La búsqueda de una creación “diferente” nos va a hacer tomar caminos artificiosos, complicados, impersonales. El descubrimiento de lo diferente pasa por, ante todo, conocerse a uno mismo y comprender qué tenemos de característico que el mundo aún se está perdiendo.

No se trata de buscar la diferencia, sino de descubrir la originalidad.

La pregunta que titula este artículo, entonces, es falaz. La pregunta no es si funciona la innovación. Evidentemente funciona. Pero innovar es una consecuencia, no el motor de nuestra creación.