He leído recientemente el maestro Stephen King. La conclusión principal tiene que ver con el paralelismo del malabarista: el virtuosismo está en hacer que parezca fácil.
He visto malabaristas que lanzan
hasta seis bolas al aire mientras se balancean en un cilindro sobre otro
cilindro. ¡Y no parece que les cueste trabajo! Si parece fácil, es que está
bien ejecutado. King escribe fácil. Es ágil, comprensible, directo y sencillo.
Te atrapa de tal forma que no hay opción a desconectar. Es un genio.
El hacerlo fácil,
paradójicamente, es un arte profundo. Hay que despojarse de mil artificios y
llegar a la esencia. Eso es algo reservado sólo a aquellos que han caído por el
otro lado de la balanza queriendo ir demasiado lejos, luego han simplificado,
han vuelto a innovar, han vuelto a reducir… Y de ese balanceo, como dice
Patricia Ryan Madson, nace la sabiduría para descartar todo aquello que no
aporte a la obra.
¿Qué creo que sucede en impro?
Que tenemos mucho y cada vez más donde comparar, agarrarnos y tomar como
referencia. Hay muchísimo consumo cultural, casi de forma involuntaria nos
llegan memes, podcasts, vídeos rápidos de tik tok… Pero obviamos que todo son
referencias que brotan de recursos culturales muy antiguos. Todo es
consecuencia de una versión anterior, creada en un mundo sin podcast, tik tok
ni impro.
Ante todo eso, nos quedamos con
lo que nos sorprende y lo tomamos como nuestro referente, porque para nuestra
visión particular “ha sido diferente”, o dicho de otro modo, hemos conectado a
un nivel individual. Así que cuando somos creadores, ¡también queremos que lo
nuestro “sea diferente”!
La búsqueda de una creación
“diferente” nos va a hacer tomar caminos artificiosos, complicados,
impersonales. El descubrimiento de lo diferente pasa por, ante todo, conocerse
a uno mismo y comprender qué tenemos de característico que el mundo aún se está
perdiendo.
No se trata de buscar la
diferencia, sino de descubrir la originalidad.
La pregunta que titula este
artículo, entonces, es falaz. La pregunta no es si funciona la innovación.
Evidentemente funciona. Pero innovar es una consecuencia, no el motor de
nuestra creación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario