sábado, 15 de enero de 2022

Competencia jodida

Sí, aquí si hay algo de clickbait, lo reconozco. Pero para las visitas que tiene esto hoy en día, me lo permito.

El statement de partida es:

A nadie nos gusta señalar que las compañías de impro compiten. No nos gusta, porque no lo vemos así realmente. Los que la vivimos sabemos que no se compite en creación personal. Te expresas, y el público conecta o no. Si te interesa lo que haces más que los resultados de lo que haces, te importa poco el concepto ganar o perder.

Pero.

Está claro que los lugares donde llevar tu espectáculo con unas condiciones óptimas no abundan, estar sujeto a críticas online y a un responsable que analiza la asistencia de público a tu show, es duro. Y te pone en modo carrera. Y en una carrera, llegas antes o llegas más tarde. Y quizá si llegas tarde, no volverás a correr.

Simplificación, sí. Pero los que habéis estado en cartel y en portales como Atrápalo, sabéis de lo que hablo.

La competencia es un factor de auténtico coñazo en la creación. Te obliga a atarte con una cadena a tu forma de crear (si tienes algo de interés artístico, insisto) para no desviarte hacia una identidad de show que pertenezca al público, que sea volátil, facilona y vacía de significado y autenticidad. Es jodido compatibilizar eso con la venta de entradas.

Y en el caso de la impro, lo agrava el factor “asequible”. La impro es joven, hay mucho que decir, hay mucho interesado en salir a escena en pelotas y enseñar cómo se arriesga a contar chistes no preparados. A abusar de e instrumentalizar esa medida fácil que es la risa del público. Un público que se hace una idea de la impro, marca un check en su lista de shows vistos, y no repite con ninguna otra compañía porque “ya he visto lo de la impro”.

Eso ocurre. Es cierto. Si no fuera así, habría salas de teatro con 2 o más shows de impro en cartelera, conociendo el valor de la creación personal y sabiendo que cada compañía tiene su visión particular, sus inquietudes artísticas… Pero no es así. “No os programo porque ya tengo impro ahora mismo”. Ya… Tienes UNA impro. ¡La mía es otra! En fin…

Hay que comprenderlo. La solvencia forma parte del proceso creativo. Iremos tapando esos agujeros culturales con más ideas y poco a poco educando al público. Una nueva cultura impro es posible, coño.



sábado, 1 de enero de 2022

¡Salva al gato! De Blake Snyder

Pequeña reseña al canto.

“El libro definitivo para la creación de un guion” dice la portada de este libro de editorial Alba escrito por Blake Snyder en 2005. Fue seguido por otros dos libros de la trilogía Save the Cat sobre escritura de guiones para películas.

Snyder fue guionista y profesor en Los Ángeles. Murió de repente en 2009 a los 51 años. Unexpected.

Bueno, a pesar de que me queda un capítulo por terminarlo, diré que en lo que concierne a la impro, este libro no es de lo más interesante que hay. Personalmente prefiero manuales extensos tipo El Guión de Robert McKe o Anatomía del Guión de John Truby. Éstos se parecen más a caminar por una selva de datos y seleccionar los que crees conveniente para las impros. Pero en el caso de Salva al Gato, Snyder hace zoom al guión de Hollywood, y explica una y mil veces anécdotas sobre cómo escribieron algo que gustara al público.



A estas alturas ya conocéis mi opinión respecto a enfocar la creación a la apetencia de las masas… Pero se comprende que Snyder trabaja para una industria que busca solvencia. Un guión tiene que ser millonario, o no ser. Bueno…

Diferencia y cataloga varios tipos de trama (no de géneros) con los que no estoy del todo de acuerdo, y que sinceramente se escapan un poco a la falta de control de la impro. Si abrimos las compuertas de las propuestas, no sé hasta qué punto la impro es compatible con tipos de trama como “soy un interno”, “triunfo del tonto” o “la lámpara de oro”. Además, cataloga las películas exclusivamente en uno u otro formato, mientras que yo los veo compatibles uno con otro. En cualquier caso, pueden formar parte de la red inconsciente de trabajo impro, eso por supuesto.

Snyder también llama arquetipos a lo que yo entiendo que serían tropos literarios. Soldado herido, buena chica puesta a prueba, bombón problemático… Me interesan más los arquetipos que trascienden a la antropología y responden a formas de conducta o roles universales. Héroe, antagonista, mentor, loco… En próximos artículos os hablo de los “tropos” culturales, recientemente aprendidos.

En definitiva, un libro que cumple con lo que el guión es a la impro, pero que exige cirugía informativa para seccionar de forma exacta sus explicaciones y quedarte sólo con la carne de la impro.