domingo, 15 de diciembre de 2019

Uncanny Valley


Uncanny Valley

Bienvenidos a la base IMP-30 del complejo industrial PJ Collective Creative SA. Nos dirigimos hacia la nave de creación de androides improvisadores. Los primeros robots con apariencia humana capaces de responder a estímulos aportando distintos recursos a una creación colectiva espontánea. Osea improvisar. Hemos descubierto algo.

No es cierto que, como dijo Bukowski, improvisar sea la única capacidad realmente humana. Durante siglos hemos tratado de perfeccionar nuestros androides para asemejarlos física e intelectualmente a sujetos humanos. Hemos rozado la perfección, pero cuanto más nos acercábamos a ella, menos auténtico y creíble era su comportamiento. La tecnología avanzaba y nuestros robots se alejaban de una implicación auténticamente humana en sus personajes, en su apariencia y en la empatía que causaban a nuestro público.

Caían en un valle estadístico de baja credibilidad escénica. Lo llamamos el Valle Inquietante, en el Uncanny Valley.

Nuestros desarrolladores descubrieron algo. Cuanto más tratábamos de emular el comportamiento humano, más caíamos en un “quiero y no puedo”. Menos creíble era ese esfuerzo para que no viéramos los hilos que movían nuestros androides.



Cuanto menos nos esforzábamos en mostrar su naturaleza robótica, más desarrollaban un código propio de expresión, haciéndose más creíbles para nuestro público. Optamos por deshacernos de las prótesis faciales, el látex que cubría sus rostros, y los micromovimientos humanos que tantas horas de trabajo supusieron a nuestros desarrolladores. Les pagamos las horas a taquilla inversa por cierto.

El montón de cables, engranajes y pistones en los que se convirtieron nuestros robots, nos hizo retroceder en el nivel de acercamiento a la expresión humana, pero por increíble que parezca aumentó la credibilidad de su código de conducta.

Ahora nuestros robots, con su gesticulación geométrica, sus personajismo alejado de la naturalidad, sus rostros aparentemente inexpresivos, tienen más vida que un androide que INTENTA ser humano.

Por eso desde el complejo industrial PJ Collective Creative SA les animamos a crear personajes con su propio método expresivo en lugar de imitar la naturaleza humana.

domingo, 1 de diciembre de 2019

¡No, pero me gustaría verlas!


¡No, pero me gustaría verlas!


Hace unos instantes había titulado a este artículo “El Freno de Mano”. Qué ironía de la vida que por el efecto freno de mano que yo mismo he acuñado, lo he cambiado por el clásico “¡No, pero me gustaría verlas!”.

Este suceso enmarca lo que os quiero contar. Prometo brevedad.

Algunos lo conocen como “venderse al chiste”. Yo lo llamo efecto Freno de Mano.

Estoy en escena, sin guion. Conduzco yo, ergo debo hablar, debo enseñar lo que sé hacer, el público me mira, soy el responsable de los que viajan conmigo en el coche... Y con ese pensamiento resonando, nos olvidamos de escuchar, no vemos la carretera. ¿Cuál es el recurso que, lejos de escuchar, reafirma nuestras capacidades y nos permite atajar por la senda de la aprobación del público?

El maldito chiste.

Volantazo. “¡No, pero me gustaría verlas!”. El público estalla de risas y mi compañero de escena, copiloto, pone cara de frenazo durante un aplauso que se le antoja eterno. Si el conductor decide salirse de la autovía que ambos construimos y tomar la salida chiste, suele ser el único que no es capaz de ver que, justo detrás de esa señal hay un cartel de carretera cortada.

El humor forma parte de la propia ejecución de la impro. De alguna mágica manera que ya analizaremos, trabajar en dirección a una buena narrativa siempre deja paso a chistes. Pero trabajar en dirección al chiste es conducir con el Freno de Mano puesto:

No imposible, pero incómodo para los que van en el coche con nosotros.



viernes, 15 de noviembre de 2019

La Teoría Tobogán


Teoría Tobogán

Es por muchos conocidos esta constante referencia al Presente de la improvisación. A mi humilde entender, una codificación reduccionista de lo que viene siendo ESCUCHAR.

Percibo que a menudo el presente es un cebo para misticismos que buscan más allá de lo que son los ya de por sí intrincados y preciosos procesos mentales de la impro. ¡Y he aquí una teoría que pretende arrojar algo de luz (o no…) a este laberinto de chorradas que trata de conectar sus caminos para encontrar sentido a la imbecilidad colectiva! (qué bonito, releyéndolo)

La Teoría del Tobogán.

Imaginemos el llamado PRESENTE como un tobogán por el que se deslizan las ideas. No es una escalera mecánica, ordenada y metódica. Tampoco es un tercer piso con caída al vacío. Ni un suelo llano donde las fuerzas físicas tienen límites de fricción y resistencia. Es un tobogán, con suficiente apoyo para tocar con los pies a superficie sólida, pero con gran ayuda de la inercia y gravedad. Las ideas llegan al cerebro con gran impulso, aceleradas por la mágica gravedad de la escena, o PRESENTE. Alcanzan la ejecución y ahí aparece el recurso improvisador. Instalación, revelación, personaje… ¿Qui lo sa?

¿Qué sucede a continuación? El tobogán finaliza su recorrido y toma un instante para sentarse a ver dónde o cómo cogerá impulso esta vez. Y a poco que nos asomemos a lo que creemos que es un rellano, vemos una nueva pendiente. ¡Allá que nos lanzamos! ¡El tobogán es (o al menos puede ser) infinito, sorpresa!

Entonces… Si mis decisiones provienen de decisiones anteriores… Ha habido una decisión primigenia. Y si hay una decisión primigenia, ¿en qué se ha basado, si aún no había empezado la impro? ¿En un presente externo a la impro? ¿Entonces qué es el presente?

El presente no resta valor a la decisión. Van de la mano. Puedo dejarme llevar en la superficie deslizante y vertiginosa del tobogán, pero debo tomar la decisión de impulsarme.

Al tiempo que DECIDO, VIVO.


viernes, 1 de noviembre de 2019

Hablar es improvisar. ¿Os habéis fijado?


Hablar es improvisar. ¿Os habéis fijado?

- Y nada, estaba con la chica esta de Tinder, y era la primera vez que nos veíamos eh. Ella invitó a todo, estábamos ya algo borrachos, y antes de que se fuera me vi capaz y me lancé. Nos empezamos a enrollar a saco, la gente mirando pero no nos importaba… Y de repente noto que me agarra fuerte de la camiseta y te lo juro, me aparto un segundo para mirar, y justo en ese segundo la tipa se agacha y se pone a vomitar como una loca junto al coche. En serio, chorrazo de vómito en la acera. Me libré por segundos.

Esta es una clásica anécdota decadente estándar de ciudad. La que estas deseando contar a 3 o 4 colegas, pero no más.

He tratado de fluir en escritura, dejando que aparezcan los errores y conservándolos, tal como hacemos al hablar. Ha habido algo de caos, pero una cosa es segura: sabía cómo iba a terminar esta historia desde el principio. Exactamente igual que alguien a quien ya le hubiera sucedido esto.

Ahora el mismo texto despojándolo de un componente. Averiguad cual:

- Por el suelo te lo juro. Me fue de poco. Ella invitó a todo. Me agarra fuerte de la camisa de repente. De Tinder, estaba borracha. Y me paré un segundo, eso ahí junto al coche. Vomitando como una loca. Yo borracho también. Y enrollándonos, porque yo me lancé a saco. Me libré por segundos. Con la chica esta, la gente mirando pero que va, nosotros pasando. Por el suelo todo.

¿Se entiende? Se hace uno una idea, pero telita.

¿De qué he despojado al texto? De orden narrativo.

Nosotros hablamos fieles a la inmediatez de las palabras, pero siguiendo instintivamente un orden narrativo que facilita la comprensión al receptor del mensaje. ¿No os explota la cabeza? A mí tampoco, pero me alucina igual.

Seleccionamos nuestras palabras con una espontaneidad que nos hace difícil creer que no sea absolutamente improvisado. Tendemos a pensar: este tío tiene instinto para hablar bien, para narrar sucesos. O bien: qué desastre, te dispara un dato por aquí y se te escapan tres por allí, no hay quien le entienda.

Pero la verdad es que las personas no se comunican con un instinto mágico del presente, sino que desarrollan unos buenos recursos narrativos de manera consciente hasta que los guardan en el cajón del subconsciente, si quieres llamarlo así. ¿Cómo? Escuchando. Comprendiendo a sus receptores y empatizando con ellos.

Esos recursos son tan poderosos, que a mí me ha costado más trabajo escribir el segundo texto que el primero. He tenido que pasar por el aro de la consciencia aprendida para comprender la subconsciencia.

Y eso amigos, es IMPROVISAR.

Aprender normas dramatúrgicas para contar en escena una historia que sea entendible para el público. Sin normas, el show de impro es un cúmulo de gilipolleces una tras otra que quizá, si no eres público exigente, te hace pasar un rato divertido.

Pero por poco exigente que seamos como público, nos damos cuenta de cuando alguien se comunica bien, o está haciendo gilipolleces.

¡Ordena tu impro!



martes, 15 de octubre de 2019

Principio de Impro-tropía


Principio de Impro-tropía

En termodinámica, la entropía mide el número de microestados compatible con el macroestado en equilibrio.

Con este reduccionismo anti-científico sacado de las 4 primeras líneas de un artículo de Wikipedia, me agarraré para explicaros brevemente lo que he llamado:

EL PRINCIPIO DE IMPRO-TROPÍA



Cabe destacar que formo parte desde hace 4 años de la compañía Improtopía, y en los espectáculos definíamos la Improtopía como la utopía improvisada. Es decir posibilidades frente a experiencias. El gato de Shrodinger en la caja de títulos de público. Aunque sólo sea por sonoridad he querido mencionarlo.

Entiendo la Impro-tropía como la tendencia natural al caos de una improvisación. Lo vemos claramente en alumnos novatos con su habitual tendencia al acople en propuestas, en vez de la complementación de propuestas.

Ejemplo:

A - ¡Muajaja! ¡Voy a dominar esta ciudad con mi rayo potenciador!

B – ¡Si, venga! ¡Dominemos la ciudad!

Macroestado A: villano quiere dominar la ciudad.

Microestado B: presento mmm ¿ayudante? ¿Con el mismo objetivo? Pero no complemento propuesta A… No sé…

A una dramaturgia con motores de historia colocados estratégicamente, le convendría a un momento así un personaje con intereses contrarios que permitiera el conflicto y condujera a la resolución (principio que funciona, no norma que se cumple). Pero el alumno novato, fiel a lss iniciaciones impro-trópicas, se acopla con simple efecto espejo a una propuesta ya definida, convirtiendo a un personaje en dos con los mismos intereses. Poco práctico…

Entonces ¿La impro-tropía es mala?

No es mala, pero no permite contar una historia si en el escenario sólo hay caos impro-trópico. La impro-tropía se combate con buenas decisiones improtúrgicas. He aquí el principio de esta dualidad. Caos y orden, impro-tropía e improturgia.

Y como siempre, la impro dándonos una buena lección: no conduce a buenas ideas apoyarse en uno sólo de los principios. Ambos son necesarios para que nos beneficiemos no de su victoria, sino de su diálogo.

martes, 1 de octubre de 2019

A ver quién la tiene más long


A ver quién la tiene más long


Al igual que pasa en derecha e izquierda en política, la aparición y auto declaración de su ubicación en el espectro de un nuevo partido desplaza el resto de espectro político. Ejemplo: ¡Ese nuevo partido es de extrema derecha, ergo nosotros somos la auténtica izquierda ahora! ¡Pues nosotros somos centro, por lo tanto ellos que ya estaban antes siempre han sido la extrema derecha!

Qué mal ejemplo, por favor. No se me ocurre nada que tenga menos que ver con impro que la política. Algún día me explicaré más. Lo que quiero decir es que me da la sensación de que la aparición del llamado LONG FORM (relámpagos) ha desplazado toda la impro anterior a su versión SHORT. Oséase “los jueguitos” “chistecitos” o el “bienvenidos esta noche nos vamos a reír mucho…”.

El long form ha entrado en escena barriendo a su portal multitud de conceptos que una vez más, han pasado al terreno de la “impro digna”, convirtiendo la que ya existía hasta ahora en el temido entretenimiento vacuo. Mira qué seriedad, cuánta verdad, qué dignidad, qué presente, menuda trascendencia… Y todo sin haberlo preparado previamente. Uau, qué intenso. Me encanta el teatro.

- No es sierto, el long form también admite fantasía y humor.

Por supuesto, entiendo que ningún gran maestro o diseñador de impros quiere arrebatar el vehículo expresivo del humor a la improvisación, aunque sea como un recurso más. Pero carajo seamos sinceros, ¿Cuántas long form hemos visto donde prime el humor como vehículo expresivo de espectáculo? ¿De dónde sale esa extraña decisión de reinventar la impro despojándola de su característica más intrínseca, que es lo gracioso de la espontaneidad? ¿Cómo han conseguido quitarle trascendencia al resto de la impro sólo porque uno de sus objetivos sea la risa? Eso lo primero.

Lo segundo, las ahora mal llamadas “short form” han dividido el espectro en “ellos y nosotros”. La realidad es que debería haber un “nosotros” en cada compañía, y un “ellos” como todas las demás compañías del mundo. Que cada compañía encuentre su método y lo bautice con el nombre que le quiera dar. Asignar el término long form a un estilo concreto es cerrar puertas y ventanas a la exploración. K-boom.

Resolución: La riqueza no está en que cada compañía busque su lugar en el espectro, sino que cada compañía tenga su propio espectro. En alas de la libertad y lo genuino de la impro.

Por favor, no ubiquemos nuestras impros en una categoría que viene con un pack de normas escénicas incorporado. No hay nada menos impro que eso.

Él nunca lo haría.

domingo, 15 de septiembre de 2019

La teoría del telesilla


La teoría del telesilla

No he tardado ni un minuto a abrir el documento en blanco de Word para escribir esta teoría relámpago que me ha venido a la cabeza, inspirado por lo que veo ahora mismo desde la ventana de mi apartamento en Andorra.

(Lo cual por otra parte me hace dudar de su trascendencia y al mismo tiempo me hace pensar que toda metáfora vale cuando hablamos de impro. ¿Por qué será? Ahondaremos en ello más adelante)

Veo ahora mismo uno de los telesillas de la estación de esquí Grandvalira, con cantidad de asientos suspendidos en cables. Es junio y la montaña está verde, la estación de esquí cerrada. Pero mi mente no descansa, oigan.

¿Y si improvisar fuera como un ascenso en telesilla y descenso en esquí?

Al empezar una impro, ves cómo se acercan los asientos. ¿Habéis intentado sentaros en uno mientras los ves acercarse? Siempre es tenso. Temes caerte y no sabes ni cómo coger el material, hasta que el mismo asiento te empuja y PUM ya estas sentado. Primer obstáculo superado.

Ahora la maquinaria (PROL) te sube poco a poco hasta la cima. Si es buena maquinaria y no hace demasiado viento, el telesilla te llevará hasta dónde quieres, pero siempre da vértigo ver el suelo a 20 metros bajo tus pies, y no dejas de pensar en lo que pasaría si cayeras.

Pero todo va bien, el PROL te lleva a la cima. Y con sus premisas sólidamente instaladas, ya solo queda equiparte con expansiones a lo ancho y largo (esquís) y lanzarte ladera abajo viendo cómo todo avanza solo. Cuidado no te caigas, pero aún cayendo, la propia inclinación te lleva hasta el final para que puedas volver a coger el telesilla.

¿Y por qué alguien querría tirarse por una montaña a toda velocidad? 

Seguramente por el mismo motivo que alguien querría improvisar en escenario.


domingo, 1 de septiembre de 2019

La Hazaña de Orden y Caos


La Hazaña de Orden y Caos

- Cuenta la leyenda, que el gran capitán improvisador salió al balcón de la torre del homenaje, y bajo la tormenta pre-estrena y ante los ejércitos, recitó el siguiente discurso:

Caballeros de los distintos órdenes, se os ha citado en este escenario para una misión. Tiempo ha vuestros maestros os instruyeron en distintos mandatos que hoy os diferencian. Caballeros del Orden y Caballeros del Caos.

Nuestro Lord Johnstone, gran y recursivo maestro que solemos citar en el Improboratorio, definía la impro como un hombre que camina hacia atrás. Ve el camino transitado pero no el que transitará, por lo que puede basarse en los accidentes del terreno, pero no puede predecir con exactitud lo dónde va a pisar. Dicho esto:

Caballeros del Orden:

Vuestros son los dominios de la decisión consciente. Tomáis la determinación de narrar estructuras dramatúrgicas que hacen frente a los instintos naturales escénicos. Sois desafiantes, conocéis bien los secretos narrativos, sabéis lo que una historia necesita. Vuestro es el valor del virtuosismo intelectual, con honor levantáis el estandarte del reino más erudito de la impro.

Caballeros del Caos:

En vuestra gloria está la recepción inmediata. El juego del presente, el verdadero lienzo en blanco que precede a la historia. Sin vosotros no existiría interpretación en la impro, seríamos solo cuentacuentos recitadores. Vuestra es la responsabilidad de la labor espontánea, la naturalidad, y la verdadera esencia de lo que significa no saber qué es lo que sucederá.

Poco sois unos sin los otros. No sirve el Orden sin un Caos que lo haga estar vivo. No sirve el Caos sin un Orden que se ponga en el lugar del público. Así que yo os digo: Caballeros, sólo hay un modo de ganar esta batalla en escenario que se presenta ante nuestros ojos. No luchéis unos contra otros. Uníos. La victoria no será cierta, pues nunca lo es. Pero la batalla será hermosa y la gente pagará por verla.

Y así, uniendo los Caballeros del Orden y el Caos, hicieron frente al espectáculo de impro.

- ¿Y ganaron, abuela?

- No, Timmy. Porque de todas las artes escénicas, la impro sigue siendo la más jodida.

- ¡Cuéntamela otra vez!

- Si lo repites ya no es impro. Un vasito de whiski y a dormir.

jueves, 15 de agosto de 2019

Match, y eso



Match y eso


Aquí en el Improboratorio existe una gigantesca ala, la más antigua. Ha tenido muchos nombres. Primeramente fue llamada Theatre Sports. Ahora muchos la conocen como Match.

Yo no la he explorado, pero como es mi puto laboratorio, entrad conmigo y tened en cuenta que nunca he entrado antes. No, nunca he participado en Match. Ni siquiera en mis primeros pasos amateurs. Así que todos los juicios que voy a lanzar quedaran plasmados en los muros del Improboratorio hasta el día en que me lance de cabeza a uno y quizá cambie mi visión.

Entiendo el match como un formato de show de improvisación en el que, a través de un sistema de puntuación adjudicada por un árbitro, público o jurado, vete a saber, los improvisadores – jugadores van sumando puntos y se decide un ganador.

Voy a ser crudo y descarnado. A mi, damas y caballeros, no se me ocurre nada más ignorante que imponerle muros tan altos e infranqueables a LA MEJOR forma de libertad, la impro.

¿Crees tener la garantía de que toda tu imaginación estará al servicio de la escena? Olvídate de eso con el match. Bájate los pantalones a la efectividad de la risa, destruye sin piedad todos los posibles caminos narrativos, corta por lo sano todas las propuestas que enriquezcan la historia que estáis improvisando, porque resulta que en el Match vales puntos que no dependen de lo rica que sea la historia, sino de lo mucho que se ha reído el público. Cosas que, entendámoslo de una vez, no van siempre de la mano ni tampoco justifica que la nueva ola de impro tenga este carácter trascendente y serio. Maticemos por Dios.

He visto ya varios artículos publicados por improvisadores perdidos después de un match, dudando sobre la experiencia y preguntándose si quizá este famoso método de expandir la impro no sea una burda estrategia para darle al público algo de pienso empobrecido con un sistema de comprensión para torpes. Ganador y perdedor. Buenos y malos. Blanco y negro. Pues sorpresa, sí lo es caballeros.

¿Quieres ver la gran cuchilla de la simplificación vendida a la audiencia cortando las pelotas del libre albedrío improvisador? Eso es el Match.

¿Quieres ver improvisación en su esplendor? ¿Quieres ver improvisadores poniendo el alma y sus recursos en escena con total libertad de expresión? Pues eso no es el Match.

Pero, dicen, y no sé si dicen verdad, que el público manda…

Bueno, yo digo: ¿Queremos, pues, que el público mande a través de sus indicaciones comerciales? ¿Y si hacemos uso de nuestras habilidades comunicativas escénicas y en vez de obedecer, educamos al público?

Hay algo más, yo no tengo tan claro si quien manda es el público o el programador de sala o la élite cultural. En cualquier caso, como trabajadores de escenario dependemos de todo este networking cultural, y creo en cierto modo y coqueteando ya con otro tema, que podemos elegir quién tiene más poder sobre nosotros.

jueves, 1 de agosto de 2019

¿Verdad?


¿A qué te refieres con Verdad? Bueno, es complicado acotarlo sin dar un paseo por varios temas. Quizá todos apuntando a la llegada de la nueva generación de gurús de la impro (puntualizo, no todos) y cosas como el long form del que ya hablaremos, esta tremenda voluntad de izar las velas de la impro hacia el teatro para que nadie se atreva a considerarla simple entretenimiento. ¡Epa, que yo comparto!

Persigamos la verdad, dejemos a un lado los juegos de impro clásicos para adentrarnos en un mundo de trascendencia interior interpretativamente potente. Llamemos impro a este novedoso y atractivo producto, relleno de jugosas escenas sobre rupturas de pareja, padres con cáncer o personas torturadas por un pasado cuyos actores no se atreven a definir por no saber discernir entre presente y decisión (aquí estoy hablando de mi).

Si coño, esto es. ¿A qué cojones se refieren con tanta verdad? ¿Realismo? ¿Naturalismo?

Para desglosar esta pregunta retrocederemos aproximadamente año y medio en el tiempo. Taller de 4 horas, unos 10 alumnos, 1 gurú de la impro.

- ¿Dos voluntarios? Ahí estaba yo. Recuerdo la escena. Durante las dos anteriores horas me habían insistido en que no tomara decisiones fuera del presente. Y yo, damas y caballeros, seguía sin entender qué mierda significaba eso. Tenía dentro miles de propuestas rellenas de seductores géneros, máscaras imaginativas y personajes “gárgola” (así me los bautizaron una vez), luchando por salir. Pero cuidao, en esa misteriosa impro no vale abrir conscientemente la jaula de las gárgolas. Aquí manda el presente.

- Déjese guiar por el presente. ¿Qué ve en su compañera?

Mi compañera de escena me miraba neutra. Un nivel de neutralidad que quizá alguien con social skills podría descifrar. Pero yo no. Yo soy actor, improvisador, creador llámalo como quieras, pero no soy psicólogo ni antropólogo ni sociólogo ni tengo ningún interés en serlo caguen la puta.

En un momento dado, después de eternos segundos de indecisión, ella tiró del presente, tan bien encarrilada en las enseñanzas del gurú, que no pudo más que decirme:

- Eres aburrido. ¡Cómo me aburres! Aburrido aburrido aburrido, no dices nada.

Alarma bloqueo. ¿Qué coño? ¿Qué clase de impro es esa? Ay dios, ojala pudiera proponer superpoderes y hacerla mi villana para que esto tuviera sentido. Ojalá pudiera sacar el arma de mi gabardina y apuntarla bajo la luz de las farolas de los muelles. Ojalá pudiera llamar a mi caballo y decirle que iria en busca de la poción del eterno divertimento más allá del valle de Las Almas Acurrucantes. Ojalá pudiera arrodillarme y levantar las manos pidiendo clemencia a Escarlata 3000, cazadora de basureros espaciales. Pero no, porque todo eso, resulta que NO ES VERDAD.

- Qué aburrido, no sé porque estamos juntos. Me aburro mucho contigo.

Ah espera, ¿desde cuándo podemos proponer relaciones? ¿Soy su novio? ¿Cómo ha percibido eso de mi puto presente? ¡Si no me he movido! Y el gurú no ha detenido la impro… ¿Entonces eso esta bien? Joder no entiendo nada, pero con más información igual me atrevo a abrir la boca.

- Yo… me siento… agobiado. Me agobias.

- ¿Qué yo te agobio?

Más bronca, discusión, conflicto innecesario, todos esos momentos que trato desesperadamente de evitarle a mis alumnos. Y en menos de dos minutos.

En fin, la impro se sucedió de tal forma que, sin comentarios por parte del gurú, la relación de pareja trató de solventar el conflicto con varias propuestas torpes que no supe encajar por mi bloqueo-terror al maldito presente y la toma de decisiones fuera de él. Pero yo no sabía que faltaba lo peor aún.

- ¿Qué pasa? ¿Te gustan mis tetas?

- ¿…Disculpa?

- Que si te gustan mis tetas. Tócalas.

“No creo que lo vaya a...”, pensé mientras me cogía de la muñeca y me ponía una mano en una de sus tetas. La izquierda. En cualquier otra situación hubiera sido divertido en muchos sentidos. Pero no allí, no delante de una turba de alumnos sedientos de enseñanzas místico-teatrales de un gurú que prohibía las decisiones conscientes, y aseguraba que en impro todo provenía de este presente que mágicamente percibimos. ¿Significaba eso que esa señorita había percibido que yo le miraba las tetas? ¿Estaba aprovechando para denunciar que yo le hubiera mirado las tetas en clase, cosa que por cierto NO había hecho? Osea, yo sabia que su presente no tenia valor, que no era verdad. Y lo peor de todo, ¿por qué coño me tengo que sentir así haciendo impro? ¿Qué clase de impro es esa?

Recuerdo poco de cómo terminó, seguramente porque al tocar esa teta sentí cómo el torbellino caótico e hipócrita de la Verdad escénica me engullía. Hasta hoy.

Yo tomo decisiones en escena. Mi Verdad son mis máscaras, a las que el gran anti-gurús y pionero Johnstone dedica medio libro en Improvisación y el Teatro. Y las máscaras tienen su propia verdad. No creo en el presente energético-místico-sabiondo de la nueva ola de impro que pretende ensalzarnos con nuevas escuelas pretenciosas y clases en las que te hagan sentir juzgado.

La impro es la oportunidad para escribir una historia con mil filigranas dramatúrgicas que asombren al público. Creo que hay que dominar conscientemente los procesos que conforman toda esa rica sabiduría de escritura de guión para poder aplicarlos, y dejarte transformar por los que te aplican. Creo que el presente es un subproducto de todas esas decisiones. El trabajo duro gana al talento, y con trabajo duro y sin talento uno puede aprender a contar historias. Pero sin ese "talento" exclusivo de los gurús, nadie entiende de lo que hablan cuando se refieren al "presente". Y la exclusividad es de lo más anti-impro.

Creo en el teatro como en cualquier arte capaz de mostrar disfrute para que el público perciba disfrute. Hay que poner todo lo que eres al servicio de la escena. Eres un superhéroe y eres Escarlata 3000 cazadora de basureros espaciales, y disfrutar siéndolos. Eres las decisiones y propuestas de tus compañeros y también las tuyas. 

Dejémonos espacios para crear y vivir otras vidas, coño, que para vivir el presente ya está el resto de vida que no estamos en escena.

Y que conste que no le habia mirado las tetas.

lunes, 15 de julio de 2019

Improboratorio III - Expansiones X Y Z


Improboratorio III - Expansiones X Y Z

- Profesor Strauss, este desayuno a base de recursos de género ha sido delicioso. La verdad es que es un placer pasar estos días en el Improboratorio con usted.

- Oh se lo agradezco, señor Scoffermayer. ¿Qué le parecen las vistas desde esta terraza?

- Son exquisitas. Se puede ver todo el jardín del Avance. Pero, dígame ¿a dónde llevan esas tres escaleras que hay junto a la fachada?

- Esperaba que me preguntara por ellas. Sígame, el paseo será un buen digestivo para el desayuno.

>> Las tres escaleras son tres direcciones de Expansión, señor Scoffermayer. Esto es algo propio de este Improboratorio, ninguno más de lo explicará de esta forma. Empecemos por la escalera de Expansión X.

- ¿Por qué X Professor Strauss?

- Esta es una escalera de Expansión a lo largo. No sube mucho, y nos permite ver el jardín del Avance desde otra perspectiva, desde donde podremos ver mejor los caminos del Avance, pero no más a lo lejos. Aquí, la información narrativa que se lance completará la propuesta acorde al avance de la historia. ¿Me explico?

- Póngame un ejemplo.

- Ahora mismo. “La bruja no pudo ver cómo Hansel y Gretel escapaban, porque era ciega”. Ser ciega no es un avance en sí, es una expansión que nos ayuda a comprender y definir el avance aunque luego lo dejemos atrás. Como esta escalera. Es una expansión a lo largo.

- Entiendo. Creía que ese era el único tipo de expansión que existía.

- No sea usted cabestro, acompáñeme por aquí hacia la escalera de Expansión Y. Como ve, desde aquí no vemos mejor los caminos del Avance, pero vemos más flores, fuentes y jardines.

- ¿Y eso para qué sirve Professor Strauss?

- ¿Cómo que para qué sirve? Sin flores, fuentes ni belleza, un jardín de Avance no es un jardín. Es un vulgar invernadero. Y no olvide que el Improboratorio trabaja para un público. Le pongo el ejemplo. “Caperucita roja siempre llevaba una capucha de color rojo”. ¿En qué influye que su capucha sea de color rojo?

- Quizá de esta forma el lobo la vio de lejos...

- ... No me vaya usted a fastidiar la teoria. En ninguna versión del cuento se cuenta esta gilipollez que acaba de decir. Que su capucha sea roja o amarilla o color salmón no influye en los acontecimientos. Es una expansión a lo ancho. Información que no interviene directamente en el avance, pero que expande la historia y la hace apetecible.

- Me está usted abriendo un mundo de posibilidades, Profesor Strauss.

- Pues agárrese que queda una escalera. La escalera de Expansión Z.

- ¿Se refiere a esta escalera en espiral? Da vértigo.

- Da miedo subir porque es arriesgada, pero es la única de las escaleras desde donde podemos ver en todo su esplendor el jardín del Avance. Suba sin miedo señor Scoffermayer. Cuidado con el viento.

- ¿Para qué sirve subir a tanta altura en la terraza de Expansión?

- Para que su visión le ayude a transitar el Avance entero. Desde aquí se ve el jardín perfectamente, así que las propuestas son razones que justifican y trazan todo su camino. Por ejemplo, “saltaron las alarmas porque venía un meteorito”. El meteorito va a ser un motor de expansión que justificará toda la historia, una semilla expandida que no se convertirá en avance narrativo hasta un momento posterior, pero que servirá de motivación y mapa de caminos de lo que está por venir en los avances menores. ¿Entiende? Algunos le llaman Superobjetivo.

- Creo que esta escalera Z es fácilmente confundible con un Avance.

- Tiene usted razón. De hecho, si le soy sincero, hay escaleras que se conectan entre estas tres. Lo que hemos hecho es un recorrido demasiado simple respecto el laberinto de posibilidades de la terraza de Expansión.

- Algún día tiene que mostrarme el jardín del Avance, Profesor Strauss.

- Sí, pero hoy no es ese día Señor Scoffermayer. Lo dejaremos para una próxima edición de…

EL IMPROBORATORIO (truenos)



lunes, 1 de julio de 2019

Status, de Keith Johnstone


Status, de Keith Johnstone

Sé que es gracioso que hable pestes de los grandes “gurús” modernos de nuestra era de la impro y al mismo tiempo no deje de citar al dichoso Mr. Johnstone. Así que ahorraos el comentario.

De cinco capítulos de contenido que tiene su libro IMPRO Improvisation and The Theatre, hay uno de 44 páginas que está dedicado sólo al Status. Tengo el libro delante, no soy tan friki para sabérmelo de memoria.

Si habéis seguido las anteriores publicaciones del Improboratorio, sabréis que yo categorizo la R del PROL, las relaciones, como algo de menor trascendencia que el personaje y objetivo, ya que en mi opinión, la relación emerge de la propia comprensión de la escena en función del grado de definición de los personajes propuestos. Y creo que el status es un ingrediente básico de las relaciones.

PERO ENTONCES…

¿Por qué el señor Johnstone le dedica un capítulo entero al Status? Me preguntaba yo cándido e inocente consultando el índice del libro antes de empezarlo.

He aquí mis resultados investigatísticos en acción. Oséase, en clases:

SENTIDO LÚDICO, me decían a mi cuando estudiaba interpretación, a lo que asentía solemnemente sin entender un pijo de lo que significaba. No fue hasta diez años más tarde, leyendo al señor Johnstone y aprendiendo de mis alumnos que comprendí el sentido lúdico a través del status. ¡Un Impro combo breaker deluxe edition con 10 años de delay!

Es habitual encontrar alumnos novatos que entiendan que la impro surge de poner en juego sus propios recursos. Es habitual que sus recursos sean mostrar lo mejor de sí mismos, en vez de atreverse a explorar puertas cerradas, que aparentemente no te garantiza ninguna retribución del público. Es habitual que, en creación de personajes, el alumno sin experiencia se adhiera fácilmente a status alto o status bajo.  Y es habitual que SIEMPRE sean o sumiso o SIEMPRE dominante. ¿Por qué? ¿Miedo, quizá? Sí, lo que sea. Llamémosle miedo si así lo entendéis mejor, aunque no soy profe que guste de llamar miedo a esa sensación, teniendo en cuenta que en impro entran en juego muchas cosas parecidas al miedo y muchos tipos de miedos distintos. Llamémosle comodidad.

El sentido lúdico escénico es una llave para abrir esas puertas tras las que puedes encontrar tu yo en multitud de status de personaje en los que ni siquiera te conocías. Es entender que en escena no estas al servicio de tus apetencias, inclinaciones o puntos fuertes, sino al servicio de la escena en sí misma. Así, para alguien que tienda a proponer personajes dominantes, el sentido lúdico le ayudará a descubrirse a sí mismo aceptando el status alto de su compañero y respondiendo con un personaje sumiso. Creo que es uno de los descubrimientos que más ayudan a crear una nueva imagen de lo que significa hacer teatro a alguien sin experiencia.

Sólo advertiros que de esta forma se pueden activar las alarmas de debilidad o frustración de un improvisador novato, alejándose peligrosamente de su línea de flow. Primero hay que allanar el terreno rompiendo sus constructos asfaltados como pueden ser su timidez escénica o su ansia de ego.

No siempre es fácil, a veces sus constructos no están asfaltados sino fosilizados.O eso, o soy un mal profe.

No sé, a veces pienso que no estoy a la altura.

Nadie me quiere.

¡Gracias y hasta otra!

sábado, 15 de junio de 2019

¿Qué improvisador eres? Descúbrelo aquí


¿Qué improvisador eres? Haz el test y descúbrelo


Amigos de la impro, bienvenidos a esta sección en la que vamos a descubrir más sobre nosotros mismos. ¿Eres más de proponer? ¿Eres más de recoger? ¿Te va más la acción o la dramaturgia? Descúbrelo con nuestro test reflexivo de la impro.


1-      Starter, el paracaidista

Todos conocemos uno. Starter es el improvisador de amplia capacidad creativa, con muchas ideas y poco miedo de saltar al vacío. Suele arrancar historias lanzando el dardo sin ver la diana, y aunque es capaz de crear sus propias dianas, podría quedar atrapado en lanzamientos cortos y consecutivos cayendo en su propia trampa. Se recomienda apoyarlo a los pocos minutos de su start con un expander si no es que se trata ya de un starter-expander.

PRO: Gran ingenio e inmediatez. Puede incluir capacidad gestual.

CONTRA: Precipitación, mecha rápida. Necesita pronta alimentación.

2-      Supporter, el curandero

¿Por qué la historia se empantana cual ciénaga, si teníamos un PROL de puta madre? Lo que necesitas es un supporter. Improvisador con gran capacidad de visión global y dirección de historia. Suele recordar los títulos y premisas de la impro, y si le sumas capacidad improtúrgica expander, su poder es ilimitado. Sabrá sacrificar y sumar aliados cuando todo falle, y cuidará de la escena aunque para ello sacrifique su ego.

PRO: Humildad escénica, pensamiento práctico.

CONTRA: Timidez, duda.

3-      Leader, el equilibrista

Equilibrios narrativos y virtuosismo receptivo. El improvisador leader puede tener una gran capacidad de catalización de propuestas escénicas, llegando a conectar sucesos pasados y atando con gran precisión todos los cabos sueltos. Por ello, es el más capacitado para llevar protagonistas que sostengan la historia. Cuidado con la pérdida de fisicalidad y excesivo pensamiento, su motor mental podría recalentarse.

PRO: Intelecto prodigioso. Buena lectura de feedback de público.

CONTRA: Brillo escénico. Suciedad de diálogos y falta de dirección.

4-      Expander, el artista

¡Dejadme crear! Es la frase preferida del improvisador expander. Imaginación desbordante, principal autor de expansiones míticas y habitualmente, preferido del público. La característica expander potencia las otras tres cuando se combinan, por lo que alerta roja cuando entra en escena un leader-expander, pero todo va bien cuando entra el supporter-expander.

PRO: Decoración exquisita de las escenas en todos los sentidos. Humor.

CONTRA: Necesita leader-supporter para evitar sobrecarga de historia.


Como veis, las 4 tipologias pueden mezclarse para dar lugar a más combinaciones. Y, como siempre, la corta edad de la impro nos sugiere que aún quedan rincones ocultos en el Improboratorio donde encontrar más tipologías de improvisadores. Así que no dejéis de poneros vuestro equipo de exploración y descubrid los pasillos ocultos para, algún día, encontrar una nueva edición de:

¿Qué improvisador eres?


sábado, 1 de junio de 2019

Improboratorio II - Desde el tejado


Desde el tejado del Improboratorio


- Dios mío, Profesor Strauss. Qué miedo. Estamos a mucha altura. ¿Por qué me ha citado en el tejado del Improboratorio?

- Ah, Señor Scoffermayer. Estoy arreglando unos asuntillos de Personaje en la torre Actor. Páseme esa propuesta física, cojones.

- Vale, aquí tiene… ¿No usa usted cinturones, casco o medidas de seguridad, Profesor Strauss?

- Señor Scoffermayer no sea usted idiota, esto es el Improboratorio. Cualquier medida de seguridad va en detrimento de la pureza de la inmediatez. ¿Es que aún no lo ha entendido? Lleva ya unos cinco meses en el Improboratorio, joder.

- Supongo que tiene razón. Pero dígame, ¿Por qué me ha citado en la torre Actor?

- Es el único sitio desde donde se alcanza a ver un lugar muy especial que hay a la frontera de los dominios del Improboratorio. Mire. ¿Ve aquel valle con tres picos, y la entrada de un túnel en la falda de las montañas?

- Lo veo. Por allí discurre la carretera principal de la Interpretación. Por allí llegué yo al Improboratorio.

- Así es. Esos tres picos son los que nos separan de la gran capital del teatro, Interpretación City. El más alto es el Monte Actor. El tejado de la Torre Actor del Improboratorio se asemeja mucho a él, su estructura es la misma para inspirar el funcionamiento práctico de mis experimentos, tienen mucho en común. El Monte Actor permite a los exploradores ser conscientes de su espacio inmediato, de la ubicación escénica real, de lo que pasa a su alrededor. Páseme ahora esa propuesta de voz, demonios.

- Sí, aquí tiene. Pero Profesor Strauss, en Interpretación City me dijeron que uno se olvida de quién es cuando está en escena. ¿Significa eso que Monte Actor queda atrás cuando actuamos?

- ¿Quiere mi opinión? Eso son gilipolleces. Uno nunca se olvida de quien es, Señor Scoffermayer. ¿Acaso Hamlet llevaba micro, o vivía bajo focos? Hay una presencia escénica que depende de la mente consciente, de saber quién coño es usted en realidad. Nadie olvida lo que es su propio cerebro, es ridículo joder.

- Vale, no se moleste Profesor Strauss…

- El segundo monte en tamaño es el Monte Personaje. Ahí sí, señor Scoffermayer. Ahí olvídese de quién es usted y de quién es su abuela Fernanda. Ahí solo hay lugar para los pensamientos, decisiones, sentimientos, instintos de su puto personaje. Me importa una mierda cual haya sido su formación, allí usted se convierte en otra cosa. Eso es interpretar. La Torre Actor del Improboratorio incluye muchos elementos parecidos, también. Y esos dos montes forman parte de la jurisdicción de Interpretación City.

- Entonces… ¿El tercer monte no forma parte de la interpretación, Profesor Strauss?

- No, Señor Scoffermayer. El tercero… Es otra cosa. Ese monte es solo nuestro. Ese es el Monte Creación. En los dominios del Improboratorio no vale con ser Actor y Personaje, necesita usted dividirse de forma virtuosa y complicada en un tercer ente mental, pues lo que sucede en nuestros dominios no ha sido pactado, ensayado ni decidido previamente, como hacen esos pijos de Interpretación City. Es usted actor, personaje y creador al mismo tiempo. ¿Qué le parece?

- Complicado...

- Lo es, coño. Es jodidamente difícil. Ahá, ya está. Arreglado.

- ¿El qué?

- Había una fuga en la tubería de decencia de mi personaje y no conseguía instalarme con suficiente decoro, por eso le he citado aquí. Disculpe si he sido malhablado esta mañana, pero creo que está arreglado.

- No se preocupe, puto imbécil de los cojones.

- Ups.


miércoles, 15 de mayo de 2019

¡Pasajeros al PROL!


Con destino a la construcción narrativa perfecta. Tiene parada en las estaciones Cuerpo, Voz, Decisión, Tempo, Chiste, Mimo, Coro, Consciencia Corporal, Espacio, Recursos…

- Oh, odio cuando no es un semidirecto… Eh un momento… Quizá me convenga coger el semidirecto para llegar a la impro perfecta ya que, total, el destino es el mismo y…

     STOP

Valeee aquí hago pausa un segundo. Acabamos de arrancar y ya tenemos problemas en cabina. Conviene acotar diversas cosas acerca de este gran destino de la impro, el decálogo de la instalación, la biblia de todo buen creador improvisado, el do re mi de las historias que no hemos tenido tiempo de preparar antes de empezar. Veamos.

Personaje, Relación, Objetivo, Lugar. PROL

Sé que muchos tenéis erecciones escuchando tan solo esas siglas convenientemente ubicadas. Y aquí viene mi PERO deconstructivo. ¿Es realmente el PROL tan imprescindible como nos dicen los grandes gurús? (Aprovecho para mencionar que pocos gurús he visto yo que sigan anclados al PROL, pero pongámonos en el lugar del público y el alumno).

Diseccionémoslo (¡bisturí!):

Personaje: ¿Mi respuesta? SÍ
El personaje no solo instala el marco en el que te moverás, la máscara que te cubrirá para catalizar las imaginaciones colectivas hacia el nuevo universo que creamos en escena. Es una primera aproximación a las posibilidades de la impro. Esto es, ausencia de escenografía, vestuario, maquillajes. Responde a la pregunta ¿Quién soy? Y si la efectividad de su respuesta es certera en sus recursos interpretativos, la escena se transforma. No creo que haya una mejor aproximación a la perfección narrativa que definir QUIÉN es este señor obeso con sombrero de copa, o esta damisela de cabellos largos sentada en el alféizar, o este perro alegre y meón. Personaje ostenta el podio en cuanto a categorías de PROL.

Relación: ¿Mi respuesta? Ejem… Nope.
El big boss Keith Johnstone dedicaba uno de los primeros capítulos de su libro Improvisación y el Teatro a las relaciones. Concretamente el status. - ¿Estás diciendo que la forma en que se relacionan los personajes no es significativa, puto listillo de la impro? ¿Te crees muy postestructuralista discutiendo las bases? ¡Vete a comerte el tapper de quinoa al Starbucks, moderno!

A ver, un momento por favor. Voy a usar el reduccionismo: Si el trabajo de actor te permite crear el personaje con suficientes recursos, las relaciones emergen por si solas. Eso digo yo. El personaje debe ser lo primero que abordamos con tanta efectividad como nos sea posible, con tanta información, trasfondo, antecedentes y motivaciones como nos sea posible. La Relación con el siguiente personaje en escena brotará de ese vergel de información ella solita. Abordar la Relación sin abordar antes el Personaje no tiene sentido. BOOM.

Objetivo: ¿Mi respuesta? Oh yes mama. Sí total.
Si QUIEN SOY son las patatas, QUÉ QUIERO es el bistec. Ahí están los dos ingredientes principales. El Objetivo puede brotar mágicamente de la información de personaje, pero a diferencia de la Relación, no sin una decisión consciente (por mucho que los gurús nos enseñen los misteriosos hechizos del presente y la desvinculación de la consciente toma de decisiones bling bling magia potagia alucinad con mis sabias enseñanzas). Objetivo nos explica qué estamos contando. “Lleva esta cesta a casa de la abuela” “No abráis la puerta a nadie” “Soy el butanero y vengo a…” Etc. Objetivo rules.

Lugar: ¿Mi respuesta? Pues oiga… No.
Hiperespacio o nube, términos que yo uso para definir aquel lugar imaginario en la impro en el que se nos ha pasado por alto dibujar la mesa o las ventanas o las estalactitas de la cueva o el mástil del barco o los mandos de la nave. Y es que oigan, por mucho esfuerzo que invirtamos en dibujar un bosque o una sala de espera del dentista, los detalles nunca son una imagen real, por lo que hay un gran porcentaje que se autocompleta en las imaginaciones colectivas. No, no es que sea un vago y no quiera instalar espacios, es que… Mmm… A ver, osea… Vale igual es por vagancia, ¡por lo que sea! Lo que digo es: sin definir el lugar, personajes y objetivos pueden seguir en marcha con suficiente combustible para explicar Qué le esta pasando a Quién.

- ¡Mamáaaa! ¡Este tío esta diciendo que Relacion y Lugar no son importantes en la improoo!

- No lo mires hijo, podrías convertirte en un improvisador de mierda.

No coño, no sólo son importantes sino que son una grandísima herramienta para valorizar la impro y mostrar hasta dónde puede llegar el gran lienzo en blanco en el que trabajamos. Atmósferas, jerarquías y escenas de acción, entre otras muchas, dependen de Relación y Lugar. Mi apunte es: tanto a público como a alumno, y teniendo en cuenta el malabar mental que supone adentrarse en primera instancia en la improvisación, no le hace justicia a la impro ubicar en el mismo podio a personajes, relaciones, objetivos y lugares. Chin pom.


- Señor… Señor. Hemos llegado.

- ¿Cómo? Vaya, me he dormido. ¿Ya estamos en la construcción narrativa perfecta?

- Así es. Un momento… Me suena su cara. Usted… ¡Usted es el listillo que decía que lo del PROL estaba mal!

- No, verá. No lo ha entendido. Ha sido un sueño escrito en el que…

- ¡A por él, PROLetarios! ¡Ahorquémoslo en la plaza de la Negación!

- ¡¡Odio los meta-sueñooooos!!

miércoles, 1 de mayo de 2019

Teoría de las Viñas


Esto lo escribí como en Octubre de 2018 eh. Atentos:


Esto ha sido hoy.

En el asiento trasero de una calurosa furgoneta, a 120 km/h por la autopista A2. Salimos de un recóndito pueblo agazapado entre los riscos pedregosos de la Cuenca profunda, en el que, ante nuestros asombrados ojos, un pueblo entero aunaba esfuerzos habilitando un granero para convertirlo en teatro y guarecer así a nuestro público de la tormenta. Pues bien, volviendo de esta profética situación de trabajo en equipo y colectividad, yo poso la cansada vista en los horizontes de los Monegros. Y de vez en cuando la aridez del paisaje que veo por la ventanilla da paso a las plantaciones de vid, colocadas en estrictas líneas.

Ojo con eso.

Conoceréis ese efecto visual, ¿no? La distribución de las plantas es tan perfecta que mi ojo percibe un bonito patrón fractal, una especie de escultura matemática en el suelo al alternarse el tono verde de las viñas y el marrón de la tierra. Cierro un ojo como afinando la puntería y, en mi mente nerviosa pero abstraída, tomo una fotografía de esas líneas intentando encontrar la recta total. Ese punto cuantificable en el que la plantación y el horizonte quedan unidos por un trazo absolutamente perfecto de viñedos. Y llego pronto a una simple conclusión: es difícil de cojones. De hecho ni siquiera es comprobable sin una buena cámara y tal. Vaya chorrada.

¿Sabes cuándo cae accidentalmente el bote de pintura y de repente ves una forma perfecta dibujada en el suelo? Pues así aparece en ese momento la teoría de las viñas en mi cabeza.

El actor puede tratar de encontrar esa línea perfecta entre el horizonte y el público. Tratar de dibujarla de una manera tan precisa como aparentan las viñas a los ojos del pasajero.

El público no llega a percibir jamás esa línea perfecta. Percibe la sucesión de viña y tierra en un patrón consecutivo, y ese movimiento es la perfección, formada por pequeñas perfecciones.

El actor puede usar sus recursos escénicos para dar velocidad, formas y colores a sus campos de viñedos. Todas son variables.

El público disfruta la combinación de velocidad, forma y color.

Ala, ya está. Es eso. Osea, dentro de la furgoneta la teoría no llegó mucho más lejos. Lo que sigue es desarrollo posterior a una buena siesta, ya en casa. Pero se resume rápido:

El IMPROVISADOR no solo dibuja un patrón y velocidad a los ojos del pasajero.
También planta las viñas.

(Música épica de tráiler para que cale bien la coletilla final)


sábado, 20 de abril de 2019

Improboratorio I - Bienvenidos... AL IMPROBORATORIO (truenos)

*** 3am, Exterior noche. Llueve. Un coche se detiene ante la verja. Un hombre sale cargando una maleta.


- Bienvenido, señor Scoffermayer. Este es mi humilde laboratorio.

- Gracias por atenderme... Esto...

- Profesor Strauss. Llámeme Profesor Strauss. Espero que la lluvia de esta noche primaveral no le haya calado la maleta de viaje.

- Yo también lo espero, es una maleta nueva. Regalo de mi señora esposa Gwenedith.

- Espero que su esposa esté bien. ¿Se ha recuperado ya de su aflicción?

- Está en ello. Vaya, tiene usted un laboratorio impresionante, Profesor. ¿Para qué sirve este...?

- Procure no tocar eso si quiere seguir recordando quien es. Esto, querido señor Scoffermayer, es la palanca de imagen hipnagógica, imprescindible para empezar mis investigaciones. ¿Alguna vez, antes de una siesta a la luz del sol de media tarde, ha caído en una ensoñación en la que la mente se deja caer río abajo en el devenir de las ideas? Pues esta palanca activa estos mecanismos secretos. Pero sin control experimentado, no sirve de nada. Podría incluso resultar peligrosa. 

- Entiendo... Así que usted, Profesor Strauss, ¿qué investiga exactamente en este laboratorio?

- Oh, todo y nada, querido Scoffermayer. Investigo la investigación misma. Investigo las infinitas escaleras de caracol de la mente. De sus decisiones y sus horizontes imaginativos. De su delicado andar entre el reino del orden y el caos. ¿Ciencia? ¿Comunicación? ¿Arte? No lo sé, por eso estoy aquí. ¡Acompáñeme! 

Este es el recibidor del PROL, imbuido por supuestas sabidurías modernas que en cuestión de decenios han grabado a piedra sus normas. Deje sus zapatos en la cómoda de Personaje, péinese sus húmedos cabellos en el espejo de la Relación. Suba la escalinata del Objetivo y desde el rellano contemple el cuadro del Lugar. Se hará una idea de qué investigo en este Laboratorio, pero no se deje guiar demasiado por este recibidor reduccionista...

Una vez allí, podemos salir a la terraza de la Expansión, con unas vistas estupendas, o dar un paseo por el jardín del Avance, pero con cuidado de no perdernos. Hay zonas que reciben poco trato de mis jardineros y sólo los más valientes se atreven a caminar entre ellas, hay que saber escuchar bien los pasos.

Luego le recomiendo pasar al salón de Géneros, donde fumaremos un puro al son de un saxo noir o le mostraré mi colección de armas cuando suenen las trompetas de las almenas.

¿Ve esas torres tan altas? Las Triple Rol. La torre Actor, desde donde accedemos al tejado y arreglamos los desperfectos inmediatos. La torre Director, desde donde los arquitectos diseñan nuevas alas y estructuras del laboratorio. Y la torre Dramaturgo. Para coger buena señal. Aquí hay poca cobertura.

Pasemos al comedor, donde nos servirán un banquete de recursos con los que recuperarnos de esta visita y coger fuerzas para visitar incluso las catacumbas de la Negación. Muchos dicen que no hay que entrar, pero algo me dice que eligiendo el buen camino esa mazmorra puede resultar útil.

En fin, señor Scoffermayer. Esta es una primera aproximación a mi laboratorio, ubicado en el valle de las Artes Escénicas, bien comunicado con todas ellas y cerca de la carretera principal de la Interpretación. Yo le llamo el Improboratorio. Tenemos mucho que investigar usted y yo, esto no ha hecho nada más que empezar.

- Es fascinante, Profesor Strauss. Estoy deseando empezar. Voy a quitarme el sombrero. ¿Puedo dejarlo aquí?

- ¡¡Aqui no, la palanca de imagen hipnagógicaaaaa!!! ...¡Plátanos recubiertos de sésamo! Cuando los vaqueros acometieron trece revueltas, el conde de Miralmar III decidió contraatacar con perros. Muchos perros montados en arbustos triquiñuelos. ¡Cielos! Exclamó Vicente el caucásico. ¿Cuánto llevo dormido en la parra de la virtud eterna? Uh, muchos blancos. Le respondió una voz aglutinada. ¿Muchos blancos? ¿Mide usted el tiempo en colores? Azul, le contestó la voz. ¿Cómo ha sabido usted que la parra de la virtud resquebraja los blandengues? Me cae usted bien, ¿Cual es su nombre? Mi nombre es Frenético Vicente Caucásico III, historiador y Conde del pantano de fresa. Vive Dios que hoy descuento en Decathlon miramar mirigiri mi mi mmm nwbim coine0f2erger wiki plas sn048789 WOWWW minrin02...................