Status, de Keith Johnstone
Sé que es gracioso que hable
pestes de los grandes “gurús” modernos de nuestra era de la impro y al mismo
tiempo no deje de citar al dichoso Mr. Johnstone. Así que ahorraos el
comentario.
De cinco capítulos de contenido
que tiene su libro IMPRO Improvisation
and The Theatre, hay uno de 44 páginas que está dedicado sólo al Status.
Tengo el libro delante, no soy tan friki para sabérmelo de memoria.
Si habéis seguido las anteriores
publicaciones del Improboratorio, sabréis que yo categorizo la R del PROL, las relaciones,
como algo de menor trascendencia que el personaje y objetivo, ya que en mi
opinión, la relación emerge de la propia comprensión de la escena en función
del grado de definición de los personajes propuestos. Y creo que el status es
un ingrediente básico de las relaciones.
PERO ENTONCES…
¿Por qué el señor Johnstone le
dedica un capítulo entero al Status? Me preguntaba yo cándido e inocente
consultando el índice del libro antes de empezarlo.
He aquí mis resultados
investigatísticos en acción. Oséase, en clases:
SENTIDO LÚDICO, me decían a mi
cuando estudiaba interpretación, a lo que asentía solemnemente sin entender un
pijo de lo que significaba. No fue hasta diez años más tarde, leyendo al señor
Johnstone y aprendiendo de mis alumnos que comprendí el sentido lúdico a través
del status. ¡Un Impro combo breaker deluxe edition con 10 años de delay!
Es habitual encontrar alumnos
novatos que entiendan que la impro surge de poner en juego sus propios
recursos. Es habitual que sus recursos sean mostrar lo mejor de sí mismos, en
vez de atreverse a explorar puertas cerradas, que aparentemente no te garantiza
ninguna retribución del público. Es habitual que, en creación de personajes, el
alumno sin experiencia se adhiera fácilmente a status alto o status bajo. Y es habitual que SIEMPRE sean o sumiso o
SIEMPRE dominante. ¿Por qué? ¿Miedo, quizá? Sí, lo que sea. Llamémosle miedo si
así lo entendéis mejor, aunque no soy profe que guste de llamar miedo a esa
sensación, teniendo en cuenta que en impro entran en juego muchas cosas parecidas
al miedo y muchos tipos de miedos distintos. Llamémosle comodidad.
El sentido lúdico escénico es una
llave para abrir esas puertas tras las que puedes encontrar tu yo en multitud
de status de personaje en los que ni siquiera te conocías. Es entender que en
escena no estas al servicio de tus apetencias, inclinaciones o puntos fuertes,
sino al servicio de la escena en sí misma. Así, para alguien que tienda a
proponer personajes dominantes, el sentido lúdico le ayudará a descubrirse a sí
mismo aceptando el status alto de su compañero y respondiendo con un personaje
sumiso. Creo que es uno de los descubrimientos que más ayudan a crear una nueva
imagen de lo que significa hacer teatro a alguien sin experiencia.
Sólo advertiros que de esta forma
se pueden activar las alarmas de debilidad o frustración de un improvisador
novato, alejándose peligrosamente de su línea de flow. Primero hay que allanar
el terreno rompiendo sus constructos asfaltados como pueden ser su timidez
escénica o su ansia de ego.
No siempre es fácil, a veces sus
constructos no están asfaltados sino fosilizados.O eso, o soy un mal profe.
No sé, a veces pienso que no
estoy a la altura.
Nadie me quiere.
¡Gracias y hasta otra!
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