La teoría del telesilla
No he tardado ni un minuto a
abrir el documento en blanco de Word para escribir esta teoría relámpago que me
ha venido a la cabeza, inspirado por lo que veo ahora mismo desde la ventana de
mi apartamento en Andorra.
(Lo cual por otra parte me hace
dudar de su trascendencia y al mismo tiempo me hace pensar que toda metáfora
vale cuando hablamos de impro. ¿Por qué será? Ahondaremos en ello más adelante)
Veo ahora mismo uno de los
telesillas de la estación de esquí Grandvalira, con cantidad de asientos
suspendidos en cables. Es junio y la montaña está verde, la estación de esquí
cerrada. Pero mi mente no descansa, oigan.
¿Y si improvisar fuera como un
ascenso en telesilla y descenso en esquí?
Al empezar una impro, ves cómo se
acercan los asientos. ¿Habéis intentado sentaros en uno mientras los ves
acercarse? Siempre es tenso. Temes caerte y no sabes ni cómo coger el material,
hasta que el mismo asiento te empuja y PUM ya estas sentado. Primer obstáculo
superado.
Ahora la maquinaria (PROL) te
sube poco a poco hasta la cima. Si es buena maquinaria y no hace demasiado
viento, el telesilla te llevará hasta dónde quieres, pero siempre da vértigo
ver el suelo a 20 metros bajo tus pies, y no dejas de pensar en lo que pasaría
si cayeras.
Pero todo va bien, el PROL te
lleva a la cima. Y con sus premisas sólidamente instaladas, ya solo queda
equiparte con expansiones a lo ancho y largo (esquís) y lanzarte ladera abajo
viendo cómo todo avanza solo. Cuidado no te caigas, pero aún cayendo, la propia
inclinación te lleva hasta el final para que puedas volver a coger el
telesilla.
¿Y por qué alguien querría
tirarse por una montaña a toda velocidad?
Seguramente por el mismo motivo que alguien querría improvisar en escenario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario