Visita al Circo del Sol
Fui a ver el Circo del Sol como epítome de las artes
escénicas, como culmen y referente de la cultura circense. Reconozco que en un
porcentaje elevado, adquirí la entrada sabiendo que lo hacía no solamente para
entretenimiento sino para observación, análisis y por qué negarlo, un poco prejuicioso.
No obstante, creo que mantuve la disposición del disfrute en todo momento y nunca,
diga lo que diga a continuación, me arrepentí de haber ido. Vaya eso por
delante.
Análisis. ¿Qué le sucede al show business cuando hay financiación
de sobra? Una cosa primordial, a mi modo de ver: que apunta a ganar. El Circo
de Sol apunta a ganar, lo apuesta todo a una forma de show que nadie con ojos
en la cara y sentido auditivo podría juzgar de “mal espectáculo”. Es
simplemente imposible decir que es malo, aburrido, feo, carente de gusto, soso…
No tiene sentido. Hay una inversión técnica desparramante, focos para iluminar
un pueblo entero, material de maquinaria que dispara mariposas, humo, cascada
de agua, marionetas gigantes, cintas correderas en varias direcciones sobre la
pista, láseres, y artistas con una técnica absolutamente impecable en
disciplinas tan variadas como espectaculares. Trapecio, contorsión, telas...
Una locura.
Y por eso mismo no tiene alma.
Porque apuntar a ganar tiene dos consecuencias: ganas un
público fácil, y pierdes por no invertir nada en la pérdida. No arriesgas. Vas
a funcionar sí o sí. Sales del espectáculo y sigues siendo la misma persona. No
te mueve nada, no te aporta un punto de vista peculiar, no le otorga un sello
arriesgado y personal a su show más allá de toda esa inversión económica. Es
pura técnica, puro dinero puesto en el centro de la diana, a donde todo el
mundo cree que hay que apuntar. Pero no, señores. El arte no debería tener
garantías. Si así fuera (ya lo hemos dicho en este blog en más ocasiones) los
artistas serían los banqueros.
Si algo tiene la impro, es la belleza del riesgo. Los
improvisadores asumimos que hoy puede ser un show de auténtica mierda, por
mucho que salgamos con una sonrisa a escena. Todo puede fallar, todo puede ser
un desastre porque no tenemos otras garantías que no sean nuestra caja de
herramientas interpretativas. ¡Y aún así, sin un guión todo puede venirse
abajo, por supuesto que puede! Cualquier espectáculo de impro que se las dé de
apuesta segura, no es un show con carácter. Es un producto al estilo del Circo
del Sol.
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