Teoría Tobogán
Es por muchos conocidos esta constante
referencia al Presente de la improvisación. A mi humilde entender, una codificación
reduccionista de lo que viene siendo ESCUCHAR.
Percibo que a menudo el presente
es un cebo para misticismos que buscan más allá de lo que son los ya de por sí
intrincados y preciosos procesos mentales de la impro. ¡Y he aquí una teoría que
pretende arrojar algo de luz (o no…) a este laberinto de chorradas que trata de
conectar sus caminos para encontrar sentido a la imbecilidad colectiva! (qué
bonito, releyéndolo)
La Teoría del Tobogán.
Imaginemos el llamado PRESENTE
como un tobogán por el que se deslizan las ideas. No es una escalera mecánica,
ordenada y metódica. Tampoco es un tercer piso con caída al vacío. Ni un suelo
llano donde las fuerzas físicas tienen límites de fricción y resistencia. Es un
tobogán, con suficiente apoyo para tocar con los pies a superficie sólida, pero
con gran ayuda de la inercia y gravedad. Las ideas llegan al cerebro con gran
impulso, aceleradas por la mágica gravedad de la escena, o PRESENTE. Alcanzan
la ejecución y ahí aparece el recurso improvisador. Instalación, revelación,
personaje… ¿Qui lo sa?
¿Qué sucede a continuación? El
tobogán finaliza su recorrido y toma un instante para sentarse a ver dónde o
cómo cogerá impulso esta vez. Y a poco que nos asomemos a lo que creemos que es
un rellano, vemos una nueva pendiente. ¡Allá que nos lanzamos! ¡El tobogán es
(o al menos puede ser) infinito, sorpresa!
Entonces… Si mis decisiones
provienen de decisiones anteriores… Ha habido una decisión primigenia. Y si hay
una decisión primigenia, ¿en qué se ha basado, si aún no había empezado la
impro? ¿En un presente externo a la impro? ¿Entonces qué es el presente?
El presente no resta valor a la
decisión. Van de la mano. Puedo dejarme llevar en la superficie deslizante y
vertiginosa del tobogán, pero debo tomar la decisión de impulsarme.