- Hola bones, disculpeu. ¿Us faria res utilizar als passis d’avui un puppet que tinc que és un dinosaure de látex?
- Sí, cap problema.
Resumen:
Año 2017. Un organizador de
ferias nos pidió que utilizáramos un muñeco de látex del que él disponía
durante los pases de calle de una feria medieval. Nuestros personajes
medievales tiraban de impro interactiva con cercanía de público, así que la
tarea simplemente consistiría en añadir un puppet de látex que iba colocado en
el brazo del actor, de tal forma que él podía controlarlo y hacía el efecto de
estar vivo, situado en su hombro. La teoría era: mi personaje será el de
siempre, sólo que hoy ha traído a esta simpática mascota. Genial.
Pero compañeros, ¿qué sucedió? Lo
que he llamado anteriormente en este blog, la cultura de la prefabricación.
Resultó que el muñeco era GENIAL.
Látex hecho a mano, con un aspecto de bebé dinosaurio entre hiper-realista y
adorable, con un movimiento extremadamente creíble, y evidentemente muy
atractivo para el público más joven. El actor que lo llevaba se convirtió en un
mero soporte, un trípode para el muñeco, un adorno mecánico con el único (y no
poco, eh) cometido de darle vida. El muñeco tenía vida propia, identidad
artística, personalidad escénica.
Bueno… ¿qué pasa aquí?
Los show de calle consistentes en
sacar puppets y moverlos, sin más, son bastante abundantes. Hay, siento
decirlo, una carencia de recorrido en storytelling en estos shows. Simplemente
porque no es imprescindible. Ni organización ni público lo pide, y muchas
compañías priman, muy sensatamente, sacar adelante el proyecto y no invertir
dinero ni tiempo en ensayos ni guion. Invierten en creación plástica de corpóreos
desplazables, y el show está hecho.
PERO
Añado reflexión final a modo de
post it recordatorio: no olvidemos preguntarnos, como aprendí del maestro
Gonzalo Rodolico, por qué y para qué
estamos haciendo este show.
¿Qué queremos contar? ¿Cuál es
nuestra identidad como artistas? ¿Por qué somos necesarios en el panorama?
¿Cuál es nuestra visión particular de la vida y cómo la ejecutamos en esta
puesta en escena?
Suena pretencioso hacerse estas
preguntas para un simple show de puppets, lo sé. Pero amigos, esto es arte. Es
expresión. Estamos contando cosas aunque no queramos. La cultura prefabricada
no nos pertenece a nosotros como artistas, sino al público. Y el público… sí,
es inteligente, sabe lo que no quiere y lo que quiere. Pero si el artista se
hace esas preguntas está creando herramientas nuevas para que, un día, el
público pueda discernir mejor lo que le quiere de lo que no.
Estamos educando al público
cuando actuamos, por eso es importante escucharnos a nosotros mismos y no
limitarnos a sacar el puppet dinosaurio y decir: qué bien ha funcionado.