Una reflexión rapidilla:
Sobre el papel del héroe en las
historias. El personaje que lucha y supera obstáculos para convertirse en una
versión mejor de sí mismo.
A menudo los alumnos preguntan:
¿y el antihéroe? Con un deje en la voz de: ¿ahora qué? Te he pillado. Porque si
es “anti” querrá decir que de repente todo lo contrario también funciona. ¿De
qué sirven entonces tus amados arquetipos? ¡Ha! Desafiar la norma también
funciona, toma ya.
Veamos. Subrayamos el anti como
la apetencia que tenemos al propio desafío, ansiosos por desaprender antes de
haber aprendido. Pero no olvidemos que aparte de “anti” sigue siendo “héroe”.
Si el arquetipo del héroe
consiste en arrojar luz sobre los sucesos para que se abra paso la historia, el
antihéroe consiste en arrojar luz y poner la mano en el rayo para mostrar la
sombra. Efectivamente, vemos el antihéroe a través de la sombra de su
personalidad, lo peor, lo más bajo, lo contrario a la luz del un héroe. Pero
esa sombra no existe sin luz.
El antihéroe transforma su
silueta y descubre cómo convertir su sombra a favor de la luz para que ésta
ilumine el camino. Igual que un héroe.
El antihéroe funciona por
superposición. No busques el antihéroe sin conocer bien al héroe.