Hola, volvemos a improboratoriear y esta vez os traigo una trilogía de la Llama School, la escuela de vídeos online y encuentros en streaming con personalidades del mundo de la comedia en España. Hace unos 6 meses que estoy inscrito y he realizado aproximadamente la mitad de los cursos, quizá algunos más cuando estáis leyendo esto.
La verdad que en cuanto a
contenido hay varios que son realmente interesantes, pero creo que empieza a
funcionarte profesionalmente cuando has visto muchos y empiezas a hacerte una
idea promedio de cómo trabajan los profesionales. La libertad, fidelidad de
estilo, desapego en ocasiones, obsesión en otras…
Haré un artículo cuando esté al
día de todos los cursos para una mayor accuracy, pero por ahora expondré
opiniones de los que he visto. El primero de los cuales, dicho sea de paso, fue
el de Impro con Judit Martín de Impro Barcelona, ¡grande!
En los encuentros streaming que
se realizan, hay aprendices inscritos que pueden hacer preguntas a conocidos
cómicos de stand up o guionistas como Tomás Fuentes o Martí Piñol.
Concretamente lo que comento a continuación creo recordar haberlo visto en
ambos.
Me fascinó un tipo de pregunta
que se suele formular bastante entre los alumnos:
- ¿Cuánto tiene que durar…?
¿Cuántos chistes tiene que haber…? ¿Cuánto tiempo entre bloque y bloque…?
¿Cuántos minutos tardo en…?
Uau… Me sigue costando ponerme en
el lugar de un principiante, ¡pero sobretodo si se tiene en cuenta la cantidad
de contenido que hay de fácil acceso, y la cantidad de referencias con las que
hacerte una idea propia!
No existe esta cuadrícula por la
que preguntan, este abc de la comedia que cuenta en valores aritméticos la
cantidad de chistes por minuto, de palabras por chiste o de letras por palabra.
Compañeros, no existe. Cada artista encuentra su voz de una forma profundamente
personal, y esa voz propia es la que acaba resonando entre el público. Con su
experiencia particular, su recorrido individual y sus propios descubrimientos.
¿Cuántos minutos? Observa la
cadencia de chistes de Jerry Seinfield y compárala con un discurso de George
Carlin sin chiste de 4 minutos. ¡No hay normas! Hay expresiones personales.
No sé hasta qué punto es
preocupante para toda una hornada de cómicos que se acojan a tanto consejo
cuadriculado. Siento que es empezar la casa por el tejado. Estar en un
escenario exige comprender las normas escénicas más básicas y luego
transformarlas con tu propio mundo interior. De la misma forma que uno no es
doctor porque sepa cómo usar un bisturí, pero sí lo es un poco más cuando lee a
Epicuro. En la base más pura, la esencia teatral, están los secretos creativos.
Y me temo que La Llama School aún se encuentre a años luz de la commedia
dell’arte, por ejemplo.
Aún así, no me atrevo a dar
consejos. Veremos en qué desemboca esta comedia instruida en La Llama,
¡esperemos que sorprenda!