Estoy leyendo este libro, Más Allá del Orden, del doctor Jordan Peterson. Profesor de la universidad de Toronto y psicólogo clínico. Conocido últimamente por declaraciones polémicas contra las ideologías posmodernas y por sus conferencias más bien conservadoras y bastante judeocristianas.
Me fastidia darle la razón en
muchas cosas que dice, pero me fascina su sensibilidad y su aprecio por el arte
y la belleza. Me recuerda a Tolkien escribiendo sobre su Tierra Media y Valinor
en la obsesión por todo lo bello de la creación.
Quizá el doctor Peterson en este
libro ha alcanzado la aproximación más acertada en lo que creo que es el papel
del cuenta cuentos en nuestro mundo, y lo combino con lo que oí decir a Juanjo
Ramírez, guionista, en su curso de la Llama School.
Juanjo dice algo como: “El arte
no es imprescindible para que una sociedad sobreviva. Antes es mucho más
necesario un doctor, un agricultor o un fontanero. Pero se hace imprescindible una
vez esas necesidades están cubiertas.”
Peterson dice: “Construimos el
mundo a partir de las muchas cosas que pensamos que podría ser, afrontamos una
infinidad de posibilidades, y al elegir un camino en vez de otro, reducimos el
abanico a una sola realidad. Ese es el misterio más insondable de todos ¿qué es
ese potencial que afrontamos? ¿Y cuál es este extraño poder de convertir posibilidades
en realidades, de convertir en algo tangible lo que empieza siendo sólo
imaginario?” (esto es la impro propiamente)
Voy a tratar de conectar ambos
statements de estos grandes maestros.
En un mundo que ha cubierto sus
necesidades básicas de supervivencia y convivencia, el aprendizaje lo es todo.
Pero no aprenderemos nada si no somos capaces de comprender que tenemos el
poder de convertir en realidad algo que pertenece sólo al reino del ensueño (Luces de Bohemia).
¿Cómo comprender este poder? Contando
historias. Historias de personajes que toman decisiones y éstas tienen consecuencias.
El aprendizaje, la autorrealización y el entendimiento del mundo provienen de
nuestra inteligencia más allá de lo real. Somos seres imaginativos, y esa
imaginación es el motor que nos hace avanzar hacia nuevas realidades, nuevas
formas de ver el universo.
Un cuenta cuentos no os operará
de apendicitis... Pero abrirá vuestra mente para que aprendáis a tomar la
decisión que quizá un día os convertirá el doctor que operará de apendicitis.
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