El aprendizaje tridimensional
A ver, vamos a ponernos metafísicos, que es lo que me gusta
a mí.
Hoy he pensado lo siguiente:
Alumnos novatos que entienden el aprendizaje impro como una
línea recta. Aprendes algo, luego otra cosa, luego le sumas otra… Y sigues una
línea en una dirección.
Los hay que entienden un paso más allá, y saben que esta línea
no es simplemente recta, sino que toma curvas ¡o incluso espirales!
Los hay que van más allá aún, y saben que no sólo es una
línea, son varias que se mueven en un plano en distintas direcciones,
velocidades y ritmos. Nunca trabajas una sola cosa a un solo ritmo.
Los hay que van más allá y saben que las líneas no despegan su
proceso desde el mismo punto, sino que en varios aspectos trabajaremos
distintas direcciones y por lo tanto recorreremos distintos caminos.
Todas esas son formas válidas de ver un aprendizaje. Especialmente
en las artes escénicas, donde ponemos todo lo que somos al servicio de una verdad.
Pero más especialmente en impro, donde además no tenemos ni idea de lo que
sucederá dentro de 1 minuto.
Os doy una versión propia y algo más allá aun, el
aprendizaje son distintas líneas que se mueven a ritmos distintos partiendo
desde varios puntos distintos en un espacio TRIDIMENSIONAL, también arriba y
abajo, atrás y adelante. Del punto A al B trazamos una línea, pero esa misma
línea jamás la volveremos a recorrer de la misma forma ya que la delicada
inmediatez de la impro lo impedirá. Aunque ya hayamos pasado por un ejercicio,
si lo hicieras dentro de un año trazarías nuevas líneas que conectarían A con
C, y luego A con D. Nunca somos los mismos, por eso la impro nunca es la misma,
y por eso el aprendizaje no para nunca, aunque repitas de curso, de clase, de
profesor o de escuela.
Somos seres de aprendizaje tridimensional.
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