¿Qué papel juega el humor en la
impro?
Últimamente estoy planteando el
juego del doble opening en clase. Tú, dime una frase de inicio, ahora tú, dime
otra frase de inicio, y ahora tú conéctalas en una misma historia. Es divertido
y desafiante. Pero ¿es inherentemente divertido por la propia vertiginosidad
del reto improvisador? ¿O somos los propios improvisadores quienes activamos el
interruptor del humor y convertimos el reto en algo divertido? ¿Y si en
realidad no somos divertidos en escena y todo es producto de un público
automatizado que quiere ver quiebros antes de tiempo?
Voy fluyendo, disculpad el
proceso caótico. Defino quiebro: si acumular es inflar el globo (G. Rodolico)
el quiebro es explotarlo. Cuanto más lo inflo, más potente será el quiebro.
Todo humor es quiebro, pero no todo humor es acumulativo.
Si el público relaciona la impro
con el stand up en el sentido del ritmo quebrado, chiste rápido y poca
acumulación que requiera atención de más, ¿educamos al público en la paciencia
de ver acumular la historia hasta que aprecie la grandeza de la improturgia?
¿Es siquiera garantía de que así será? ¿Aceptamos la relación mental con el
quiebro del stand up y nos rendimos al humor del propio reto improvisativo en
sí?
Basta de preguntas, ahora me
mojo:
Contemplo la impro como una
herramienta completa en cuanto a opción de formatos, implicación
interpretativa, humor, dramaturgia, recursos y expresión artística en general.
La impro merece que acumulemos. El quiebro mezcla todos los colores en un solo
color que combina con todo, pero el público merece ver toda la paleta para
apreciar la base, la procedencia y la variedad de disciplinas, esfuerzo y
mérito que intervienen en una simple creación improvisada de 5 minutos de
acumulación.
Nosotros también lo merecemos.
Todo eso está genial. Pero si
olvidamos el quiebro ¿Cuándo sale a escena el humor?
El humor sale en el mismo momento
en que, por ejemplo, aparece la negación a escena después de habernos
dogmatizado en el sagrado “no negar”. Aparece porque fluyes, porque acumulas,
porque VIVES EL PRESENTE de la improvisación. Olvídate de “hacer una buena
impro” (O. Galván) y el humor formará parte de la propia mezcla de propuestas,
modificaciones y entramado infinito de aceptaciones. Tal como se convierte el
proceso cerebral de no negar en una organicidad variable y sujeta al momento
escena, el humor puede brotar espontáneamente. No es tan diferente.
De modo que el concepto
interruptor del humor podría ser un planteamiento erróneo. Lo vemos en el
siguiente artículo.
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