Sinceramente esta expresión la oí del gran Ignatius, creo recordar, para referirse a otra cosa. Pero me la he apropiado y os cuento un poco qué entiendo yo de ella.
Instrumentalizar en cuanto a
asumir que lo que estoy haciendo en el escenario es comedia, y por lo tanto
enseñarlo. A mi entender, una aproximación que no estoy seguro de cómo
catalogar en impro. No es algo que nos juegue necesariamente en contra, a nivel
teórico. Pero es algo que hasta ahora no he visto que se juegue en shows
conocidos, y hasta el momento, evitarlo funciona.
Tengo en mente un caso concreto
de una alumna a la que no sabía cómo abordar su impro. Había una capa de
comprensión que no lograba descifrar. Tenía buenos recursos, comprendía bien
las normas y sabía cuándo desafiarlas, seguía bien las historias. Pero había
algo más que no conseguía explicarle, y siendo sinceros aún no estoy del todo
seguro. Y yendo más lejos ¡espero no estarlo nunca! Eso demostraría que la
impro conecta con algo insondable que escapa al control. Pero a saber.
Ella quería explicar en
escena, con cada gesto, palabra, cada propuesta, que lo que estaba haciendo era
comedia. No dejaba margen para el público creador. Ahí está el asunto. El
público debe completar el significado cuando hacemos comedia para que el
significado cómico aparezca en su cabeza. Si no, pasamos de cómicos a
graciosillos
Comedia es lanzar la pelota, y el
público la recogerá. Instrumentalizarla es bajar del escenario a darle la
pelota en las manos al público. Es paternalista y poco personal. Hay algo de
miedo al rechazo, quizá.
¿Cómo tratarlo? Bueno, si
partimos de este punto de vista tan alejado en el que nos hemos quedado, un
primer paso sería comprender profundamente que el rechazo será algo a lo que
vamos a enfrentarnos sí o sí en nuestras carreras. Abraza el rechazo porque es
imposible gustar a todos.
En segundo y todos los demás
lugares, ¡consume comedia! Retrocede a Monty Python por ejemplo y fíjate cómo
no hay un ápice de chiste en sus propuestas. Seriedad, elegancia y clase
absoluta. El chiste no está en la pantalla sino en nuestras cabezas. Si
subrayamos la comedia para públicos tontitos, los tontitos seremos nosotros.