lunes, 15 de marzo de 2021

La instrumentalización de la comedia

Sinceramente esta expresión la oí del gran Ignatius, creo recordar, para referirse a otra cosa. Pero me la he apropiado y os cuento un poco qué entiendo yo de ella.

Instrumentalizar en cuanto a asumir que lo que estoy haciendo en el escenario es comedia, y por lo tanto enseñarlo. A mi entender, una aproximación que no estoy seguro de cómo catalogar en impro. No es algo que nos juegue necesariamente en contra, a nivel teórico. Pero es algo que hasta ahora no he visto que se juegue en shows conocidos, y hasta el momento, evitarlo funciona.

Tengo en mente un caso concreto de una alumna a la que no sabía cómo abordar su impro. Había una capa de comprensión que no lograba descifrar. Tenía buenos recursos, comprendía bien las normas y sabía cuándo desafiarlas, seguía bien las historias. Pero había algo más que no conseguía explicarle, y siendo sinceros aún no estoy del todo seguro. Y yendo más lejos ¡espero no estarlo nunca! Eso demostraría que la impro conecta con algo insondable que escapa al control. Pero a saber.

Ella quería explicar en escena, con cada gesto, palabra, cada propuesta, que lo que estaba haciendo era comedia. No dejaba margen para el público creador. Ahí está el asunto. El público debe completar el significado cuando hacemos comedia para que el significado cómico aparezca en su cabeza. Si no, pasamos de cómicos a graciosillos

Comedia es lanzar la pelota, y el público la recogerá. Instrumentalizarla es bajar del escenario a darle la pelota en las manos al público. Es paternalista y poco personal. Hay algo de miedo al rechazo, quizá.

¿Cómo tratarlo? Bueno, si partimos de este punto de vista tan alejado en el que nos hemos quedado, un primer paso sería comprender profundamente que el rechazo será algo a lo que vamos a enfrentarnos sí o sí en nuestras carreras. Abraza el rechazo porque es imposible gustar a todos.

En segundo y todos los demás lugares, ¡consume comedia! Retrocede a Monty Python por ejemplo y fíjate cómo no hay un ápice de chiste en sus propuestas. Seriedad, elegancia y clase absoluta. El chiste no está en la pantalla sino en nuestras cabezas. Si subrayamos la comedia para públicos tontitos, los tontitos seremos nosotros.



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