martes, 1 de junio de 2021

Cómo compatibilizar el control y la espontaneidad

Ojalá hubiera una respuesta escueta, pero la más escueta que hay hoy día es la práctica.

La buena noticia es que se puede. La mala es que se debe.

No olvidemos que es opinión eh. Pero sí, es la mía. Se debe compatibilizar en impro el control y la espontaneidad.

La siguiente mala noticia es que no hay porcentajes del uso de cada uno. Ni normas, ni método exacto.

Hay momentos en los que será necesario ser más progresista y fiel al instinto, será necesario escuchar tus ideas y penetrar en el mundo abstracto de nuestra imaginación para proponer algo rompedor. Una idea que estalle y cambie el rumbo de manera que impulse la impro hacia un nueva dirección que quizá nos sirva para encontrar un objetivo claro. Seguramente esa espontaneidad es la que más se recuerda, la que nos brinda mejores momentos que se nos graban en la memoria, y de hecho, la que mejor conecta con una forma que puede tener el público de entender la impro. El recurso random, la idea loca.

Y luego hay momentos en los que será necesario bajar al mundo de las normas y las reglas. Comprender que la red de imaginaciones se convierte en algo tangible cuando se permite seguir una cuadrícula de escucha, aceptación, instalación y prol que realmente y, quizá sin tanto fuego artificial para que el público pueda aplaudirlo, sostendrá nuestras ideas y las convertirá verdaderamente en un espectáculo. Sin control no hay un mérito real en lo que estamos haciendo. Sólo hay locura sin horizonte, por lo tanto caos, y por lo tanto a la larga aburrimiento. Que el público no aguante una línea recta mucho rato, como decía Chejov, en el fondo también significa que no aguanta el caos. Si cogemos distancia, mucho rato de caos sólo acaba siendo eso: mucho rato.

Es necesario abusar de ambas visiones para encontrar el punto medio. Si estáis empezando, aprended a detectar en qué punto estáis. Si conectáis más con el párrafo de la imaginación, es que pasáis la fase locura. Si conectáis más con el párrafo de las normas, es que pasáis la fase institucional.

La teoría final es: ¿realmente llega uno alguna vez a estar equilibrado entre ambas? Quizá necesitamos sí o sí de ese balanceo para no dejar nunca de aprender.



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