Ojalá hubiera una respuesta escueta, pero la más escueta que hay hoy día es la práctica.
La buena noticia es que se puede.
La mala es que se debe.
No olvidemos que es opinión eh.
Pero sí, es la mía. Se debe compatibilizar en impro el control y la
espontaneidad.
La siguiente mala noticia es que
no hay porcentajes del uso de cada uno. Ni normas, ni método exacto.
Hay momentos en los que será
necesario ser más progresista y fiel al instinto, será necesario escuchar tus
ideas y penetrar en el mundo abstracto de nuestra imaginación para proponer
algo rompedor. Una idea que estalle y cambie el rumbo de manera que impulse la
impro hacia un nueva dirección que quizá nos sirva para encontrar un objetivo
claro. Seguramente esa espontaneidad es la que más se recuerda, la que nos
brinda mejores momentos que se nos graban en la memoria, y de hecho, la que
mejor conecta con una forma que puede tener el público de entender la impro. El
recurso random, la idea loca.
Y luego hay momentos en los que
será necesario bajar al mundo de las normas y las reglas. Comprender que la red
de imaginaciones se convierte en algo tangible cuando se permite seguir una
cuadrícula de escucha, aceptación, instalación y prol que realmente y, quizá
sin tanto fuego artificial para que el público pueda aplaudirlo, sostendrá
nuestras ideas y las convertirá verdaderamente en un espectáculo. Sin control
no hay un mérito real en lo que estamos haciendo. Sólo hay locura sin
horizonte, por lo tanto caos, y por lo tanto a la larga aburrimiento. Que el
público no aguante una línea recta mucho rato, como decía Chejov, en el fondo
también significa que no aguanta el caos. Si cogemos distancia, mucho rato de
caos sólo acaba siendo eso: mucho rato.
Es necesario abusar de ambas
visiones para encontrar el punto medio. Si estáis empezando, aprended a
detectar en qué punto estáis. Si conectáis más con el párrafo de la
imaginación, es que pasáis la fase locura. Si conectáis más con el párrafo de
las normas, es que pasáis la fase institucional.
La teoría final es: ¿realmente
llega uno alguna vez a estar equilibrado entre ambas? Quizá necesitamos sí o sí
de ese balanceo para no dejar nunca de aprender.
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