Voy a tratar de exponer el aprendizaje del año en que oficialmente he realizado más clases presenciales y, creo, he aprendido más de enseñanza. Lo reduciré a lecciones, aunque en el momento que escribo esto aún no sé cuántas serán, ni si será la forma óptima. Prometo no borrar estas palabras y volver a ellas en caso de que finalmente no funcione para informaros del nuevo modo de exposición de este año.
Lección 1: Estudia bien la forma de mantener el interés por tu materia.
Está bien que una escuela
presencial divida por trimestres y muestras de trabajo, te da una dirección en
la que trabajar. Pero trabaja cómo mantener el interés por el estudio,
especialmente en grupos no profesionales. El aburrimiento brota de la voluntad
de ser demasiado buen profesor. Sé sencillo, avanza lentamente, y guárdate lo
mejor para el final de curso.
Lección 2: No subestimes a los jóvenes.
Sobretodo. Que sean chavales no
significa que no puedan abordar textos con palabrería complicada, personajes
profundos y escenas que sean un reto. Deja que la escena en sí exija, y ellos
decidan/descubran hasta dónde llegan.
Lección 3: Nada de lo que te curres cae en un saco vacío.
Si trabajas, saben apreciarlo.
Saben apreciar que la clase esté estudiada, saben apreciar que escribas algo
personalizado, saben apreciar las horas que inviertes en adaptarles un texto.
Tanto la escuela como los alumnos. Es así.
Lección 4: Repite juegos. Es necesario.
La innovación mola, pero vuelvo a
Chejov. El público no aguanta una línea recta mucho rato. Innovar
constantemente no deja de ser una línea recta. Dedica una clase a repetir todo,
insistir, descubrir a través de recorrer nuevamente el camino.
Lección 5: Aunque a ti te parezca normal, ellos alucinan.
Tenlo muy en mente. Recuerda qué
ejercicios se grabaron en tu memoria hace 12 años cuando estudiabas. Los que
más se graban son los más absurdos, que tiempo más tarde se convierten en
grandes lecciones. Las plataformas imaginativas funcionan, impulsan la
creación. Insiste en esos juegos.
Lección 6: Ser agradable y correcto es más fácil de lo que parece.
No te preocupes por ser correcto
en la clase. Sé tú mismo por encima de todo, no busques necesariamente el
respeto o el prestigio sino la comodidad. Hacer impro tiene que ser divertido
ante todo, y de la diversión debe nacer el interés. No tardes demasiado en
explorar con quién conectas, a final de curso puede ser tarde.
Mira, al final ha funcionado el
método. Soy consciente que este artículo es más checkpoint para mi yo de los
cursos que vienen, pero ha sido interesante repasarlo.
El curso que viene, más.
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