martes, 1 de noviembre de 2022

Limoneo consolidado

 

Limoneo consolidado

Contra todo pronóstico, cuando ya creía que las posibilidades estaban cubiertas y el recorrido laboral ya había alcanzado una cierta estabilidad, este verano 2022 Impro con Limón ha experimentado un nuevo nivel de reflexión que por primera vez siento que me adelanta, a pesar de estar yo dando la cara y trabajando en los espectáculos. Me explico.

Hemos tenido varias actuaciones en entornos muy dispares, pero con algo en común: ninguno de ellos esperaba lo que sucedería cuando nos contrataban.

Pongo como ejemplo una actuación en CosmoCaixa, Barcelona. Unas 150 personas en el público. Sala de actos elegante. Empresa dedicada a la investigación de enfermedades. Ambiente solemne. Lejos de adaptarnos al ambiente, salimos a arrollar con nuestro estilo propio, arriesgando en las propuestas, yendo diez pasos más allá y tratando al público como a nosotros nos gustaría que nos tratasen en un show que a nosotros nos gusta. No sin miedo por mi parte, puesto que a menudo la solemnidad o seriedad de un evento se contagia y te coarta la impro.

Pues bien, éxito absoluto. La risa del público iba más allá de la diversión. Era asombro de estar viviendo aquel derroche de burrada y buen rollo. Conclusión: vuelta a casa pensando ¿cómo puede ser que nos paguen por esto? Imposible que se esperaran eso. Ahí voy: nosotros tampoco lo esperábamos.

Creo que lo que se contagia de la espontaneidad impro es la capacidad de sorprendernos mutuamente. Sucedió lo mismo en bolos posteriores en ambientes igual de formales con bolos igual de arriesgados: centro de discapacitados, boda, entrega de premios de teatro…

Un ambiente concreto te predispone. Si eres capaz de sobrevenirlo, te vas a sorprender de tal forma que el público entrará en tu mundo de sorpresa, autenticidad y diversión. Y serán tuyos.

Así creo que nos hemos formado un nuevo concepto de lo que es el limoneo este verano. A ver qué nos depara el año que viene.

 


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