Romper la quinta pared
Me desplazo nuevamente a las aulas (ya veis que últimamente
estoy más en enseñanza que en show) y os traigo este concepto de la quinta
pared que me enseñó Toni Navarro, uno de los pioneros de la impro en España
junto con Carles Castillo, valencianos ambos.
Romper la quinta pared en clase (como yo entiendo el
concepto que él me prestó) es atravesar la barrera que la ficción impone al
terminar de vivir la ficción. Es decir, cuando el alumno termina de interpretar
un personaje, se produce un momento de juicio por el trabajo realizado. No es
tan sencillo salir de escena y volver a la misma vida que tenías hace 5 minutos,
hay unos instantes en los que esperas una valoración, una conexión con el
profesor o los compañeros que te permita edificarte un criterio sobre lo que
acabas de hacer. Ese rato es incómodo, seamos claros.
La quinta pared es esa barrera de juicio. Si la rompes con
tus alumnos, se sentirán libres de entrar y salir en la ficción sin preocuparse
por cómo los vemos, cómo lo han hecho o si son buenos o no. Es importante porque
en impro no hay que tratar de hacerlo bien. Si levantamos una quinta pared, aumentan
las competencias, se crea un clima de trabajo distante, virtuoso o individualista,
se aboca la clase al fracaso.
La quinta pared sólo sirve, en cualquier caso, para
monográficos de actores profesionales de alma fría, impertérrita y dura que
quieran dedicarse a televisión o a grandes producciones carentes de alma. Es
una puta mierda, vaya.
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