lunes, 1 de junio de 2020

Hay que querer algo SIEMPRE


Hay que querer algo SIEMPRE

Había una vez un personaje muy interesante, con una gran construcción física, en un lugar con muchas posibilidades y rodeado de gente compleja y apasionante, que no quería nada.

Fin.

No se cuentan historias de personajes que no quieran nada. Evitar proponer como protagonistas bebés que no escuchan, drogados, locos y borrachos es algo que ya he mencionado en otros artículos y en muchas clases. No dejo de repetirlo.



Por mucho impacto emocional que busquemos en escena y pantalla, requerimos coherencia intelectual para que los personajes reaccionen a la trama de una forma que nos parezca lógica y prestemos atención a la historia. Nuestro personaje tiene que QUERER algo.

La dramaturgia compleja nos dice, además, que debe tener una debilidad. Debemos comprender cuál sería el peor escenario posible de nuestro personaje, debemos comprender qué necesita a un nivel profundo y casi místico, debemos definir sus motivaciones específicas y sus peores miedos… Pero creo que las condiciones inmediatas de la impro nos permiten resumirlo a ¿Qué quiere?

Si ¿qué quiere? es el motor básico de nuestro personaje y queremos darle más caballos de potencia a este motor, entonces podemos alimentarlo con combustible de debilidades, atornillarlo con impactos emocionales pasados, lubricarlo con necesidades y pulirlo con pasiones. Pero os aseguro que si nuestro personaje no QUIERE algo con toda o aunque sea una porción de su alma, no va a recorrer ni 10 metros en la carretera de esta historia.

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