martes, 1 de diciembre de 2020

Virtuosismo técnico como método artístico

 

Virtuosismo técnico como método artístico

 

La frase “una técnica ornamentada sirve de poco cuando lo único que enseña es técnica ornamentada” me caló hondo no hace mucho. Ya le había oído decir a mi amado Ignatius una vez “Qué se le va a hacer, era hábil el hombre. Pero no era artista”.

Es interesante cómo confundimos la técnica con el arte, de la misma forma que confundimos cociente intelectual elevado con inteligencia. O inteligencia con sabiduría.

Pero si esto lo llevamos a la impro, que es lo que nos atañe, ¿qué parte queda en expresión artística, si la técnica se lleva tantos puntos de actuación en escena?

Pues por lo pronto, y que conste que me dejo llevar por el presente escribiendo esto, precisamente el PRESENTE de la impro. Es artista el librepensador, el que desarrolla lo que a mí me gusta llamar inteligencia suprarracional, o imaginación. El presente de la impro exige ir más allá de los propios límites de la experiencia personal e incluso humana, y buscar en los pequeños recovecos del frágil “ahora”. ¿Esto podría ser el arte? El exponerse a la inmediatez y aprender a escuchar y escucharse como camino artístico.

Teniendo en cuenta que el presente es elemento indispensable en creación (véase los time lapse de Picasso pintando sus obras) es como si el presente absoluto escénico como herramienta, se volviera la pintura del improvisador en el escenario.

Y de ahí, y volviendo al inicio para cerrar esto con un lacito, deducimos que por mucha técnica impro que desarrolles, de poco sirve si no enseñas el alma de tu presente en el escenario.

Hiperrealismo:



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