Cada vez que se pronuncia esa frase, un artista de la ilustración araña la tapa de su tumba.
Esta pequeña escena lo ilustra
perfectamente:
- Señor director, soy el director
de arte. En esta escena, ahí al fondo, junto a las cortinas del despacho del
protagonista, hay una lámpara.
- Sí, la veo.
- Como ve, ahora mismo es verde.
¿Cómo la quiere, usted?
- Bah, qué más da. Es una
lámpara. Luces, cámara…
¿Detectáis este tipo de momento?
Qué más dará, ¿verdad? ¿Qué más dará si para este show no llevamos todos los
mismos pantalones? ¿Qué más dará si no sabemos qué juego hacemos? ¿Qué más dará
si los papelitos donde el público escribe títulos no llevan nuestro logo?
Pues sí… Qué más da. Muy
posiblemente nadie en el público va a salir del teatro comentando: qué buenos
son, lástima que ninguno de ellos llevaba los mismos zapatos.
Y si eso sucede, igual ni siquiera es
motivo para una crítica de 3 estrellas sobre 5, en caso de figurar en un portal
de venta online.
Pero escuchad algo. Si en algún
momento habéis pensado “qué más dará”, significa que estáis al tanto de que hay
algo en vuestra propuesta escénica que, al menos para vosotros, ya es digna de
recibir un “qué más dará”. Es decir, hay algo que está deliberadamente
descuidado. Hay un punto flaco. Hay una acomodación. En definitiva, y
permitidme que me ponga nazi, una falta de respeto a vuestra labor y a la
cultura en general.
No, ningún espectáculo recibe una
mala review por llevar la camisa sin planchar (y ni siquiera estoy tan seguro de ello). Pero el público
percibe vuestra implicación en cada una de las cosas que pasan en el escenario,
en todo lo que ven, oyen y sienten. Aunque no les preste atención. El subconsciente siempre presta atención.
Todo lo que hagas, habla por sí
sólo. Así que concluyendo, resulta que sí, sí da.
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