Me sale serlo porque no lo soy
Me remitiré nuevamente a uno de los
grandes referentes que gusto de escuchar, que es el señor Ignatius Farray. Quizá
se haya dicho en alguna ocasión en este blog la siguiente afirmación suya:
Un cómico es alguien que no es gracioso,
pero se esfuerza por serlo. Se esfuerza repetidamente hasta que le sale. Fake
it until you make it. Es la manera de encontrar el camino que te va llevando a
ser gracioso.
Aquí voy a añadir que, quien ya es
gracioso de saque, no tiene camino por recorrer. Pienso en el clásico cuñado
que cuenta chistes en Nochebuena rodeado de familia, y todos le dicen: deberías
hacer teatro. Y cuando lo hace, se pega el batacazo padre.
Es necesario que no seas gracioso
para que acabes siéndolo. Igual que es necesario que Aladín sea pobre al inicio
de la película para que su historia tenga sentido cuando sea rico. Tienes que
fingir que lo eres para encontrar caminos para serlo. Si ya lo eres, no tienes
margen de maniobra.
Lo traslado a un asunto personal, y
es que yo soy un tío bastante organizado. ¿Por qué? Exacto, porque no lo soy.
Soy un puto desastre. Si me despisto, mi vida se pone patas arriba en cuestión
de días. Como no quiero ese problema, me esfuerzo constantemente por
combatirlo. Un comediante es alguien que combate contra su carácter soso,
introvertido, serio o rancio, para convertirlo en un show cómico.
Y en cuanto a impro:
Me sale ser espontáneo porque me
esfuerzo en serlo durante la impro al abandonarme al control al que, de manera natural,
tiendo a estar sometido. No soy espontáneo, pero la impro me ha permitido
trabajar estos paréntesis de vida en los que sí me permito serlo.
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