lunes, 15 de julio de 2024

El Payaso Carablanca en impro

 

El Payaso Carablanca en impro

 

Tiendo un puente hasta el clown, disciplina a la que entro siempre de puntillas y apretando los hombros para no molestar, puesto que se ha dicho y hecho mucho y tengo un enorme respeto. Uno de los puntos en común con la impro es el humor (en caso de que el espectáculo resulte en comedia).

En clown, el payaso carablanca, entiéndase el payaso que sigue o instala la norma, que es consciente de la tontería y que mantiene el status alto de la pareja o trío cómico, es el puente de entrada al humor con consciencia de ello. Es decir, si el espectáculo sólo consistiera en groserías del augusto (su compañero de status bajo) de alguna forma se seguiría necesitando una figura autoritaria para instalar la norma del humor. Es como si la figura del payaso blanco fuera un lubricante de humor para el público. Cuando alguien toma consciencia de lo inadecuado de la situación, el público empatiza con las consecuencias de esa inadecuación o fracaso. Y entonces ríe.

En impro no tenemos por qué trabajar en parejas, pero de alguna forma mostramos constantemente ambas partes, carablanca y augusto, en nuestra constante interpretación. Mostramos al actor, sorprendiéndose por sus descubrimientos. Carablanca. Y el personaje es su propia pareja cómica al fracasar en sí mismo la norma instalada. Augusto. Por eso la espontaneidad me parece de lo más hilarante diga lo que se diga, porque veo ambas partes jugando, luchando, fracasando y al mismo tiempo contando historias con buen mecanismo.

Cuando solo veo augustos en impro, no me hace gracia. Veo un esfuerzo por buscar la risa sin defender una instalación de serenidad, lucidez, status alto del actor. Y cuando solo veo actores, veo virtuosismo y seriedad hierática que abandona una enorme parte interesante de la impro, que es el ser espontáneo. Creo firmemente que ambas deben convivir en escena y nutrirse una de otra.



lunes, 1 de julio de 2024

Pensamiento vertical o lateral

 

Pensamiento vertical o lateral

 

A día de hoy es complicado definir exactamente cuál es el proceso humano que realmente escapa a las posibilidades de la IA. Si lo pensamos, somos códigos, impulsos, experiencias y cómputos cerebrales que incluso son cuantificables en función de nuestras emociones o circunstancias. Algo de mí me dice que, efectivamente, somos todo números. Y eso me decepciona un poco.

Pero hay una pequeña resistencia interior que me dice que algo tenemos que nos hace únicos, y por ahora, imposibles de computerizar y sustituir por máquinas. No estoy seguro si en la impro hay algo de esa cualidad genuinamente humana, pero me gustaría pensar que sí. Por eso voy a hablar de dos tipos de pensamiento que intuyo difíciles de diferencias y defender por una IA. Pensamiento lateral y vertical.

Acuña estos términos Edward de Bono, investigador de procesos creativos y autor de numerosos libros al respecto como Lógica fluida, Seis sombreros para pensar, Simplicidad… En El Pensamiento Lateral define también el pensamiento vertical. Mientras que en el lateral tratamos de buscar otras vías para alcanzar conclusiones creativas y explorar de otras formas cambiando el punto de vista, en el pensamiento vertical ahondamos para ir más lejos en la misma dirección. Bono dice: el pensamiento vertical es buscar petróleo cavando más hondo, el lateral es empezar un nuevo hoyo en otra parte.

Me da la sensación que las IA son expertas en pensamiento vertical, agarrando ideas anteriores y desarrollándolas a partir de los promedios que ya existen en su propio discurso. Pero la sorpresa del pensamiento lateral, la originalidad o lo inesperado, son algo que me resisto a creer que dependa de códigos y números.

Ambos pensamientos son necesarios en impro, y de hecho orden y caos vendrían a equivaler a estos dos tipos de pensamiento. Como hemos visto anteriormente en el blog, ambos son imprescindibles tanto como para desarrollar como para descubrir. Al no poder experimentar el concepto de sorpresa, una IA no puede lanzar una propuesta inesperada, porque el cálculo siempre va por delante del resultado. Creo que en el pensamiento lateral, el resultado va antes que el cálculo. Lo cual convierte la propuesta no en un resultado, sino en un descubrimiento. Lo repito: Tolkien dijo que no se inventó la Tierra Media, la descubrió.

Es algo difuso porque ni siquiera estoy 100% que lo que digo sea verdad, pero por ahora me cuesta aceptar que una IA sustituya todas las capacidades humanas.



sábado, 15 de junio de 2024

Carta a los saboteadores

 

Carta a los saboteadores

 

Queridos saboteadores de clase,

He sido profesor durante unos años ya, y sois algunos los que habéis asistido en calidad involuntaria de saboteadores de clase. Os explico cómo os veo yo: personajes infames que, a pesar de estar asistiendo a clases de improvisación cómica, divertidas (y en ocasiones exigentes si el curso es profesional), interesantes y amenas, venís dispuestos a haceros un hueco en el grupo a partir de vuestro carácter huraño, juicioso y desafiante. No de vuestras ganas de trabajar o de vuestro compañerismo, no.

Veis en la figura del profesor un enemigo que os obliga a enfrentaros a situaciones desagradables, no un aliado que os quiere enseñar. Teméis salir de vuestra zona de confort y elegís un camino muy peligroso por el que discurrir. Sobre todo porque, como cuento en el artículo llamado Teenagers, la impro siempre estará a vuestro favor y a favor de la clase, ¡incluso aunque el profesor no lo esté! Corréis el peligro de que el resto de la clase os vea las intenciones y elija como aliado a la impro en vez de a vosotros, porque entonces os vais a quedar solos.

En vuestro pusilánime carácter camuflado de autosuficiencia y superioridad, bloqueáis el aprendizaje con conclusiones como: “esto ya lo sé”, “esto no me sale, paso”, o un juicioso y provocador “¿Por qué?” que nada tiene que ver con un sano: “no estoy de acuerdo con esto”. De hecho, os agarráis a esa excusa, a la del alumno curioso que desafía al profesor mediante agudas e ingeniosas apreciaciones del contenido que ponen en tela de juicio el proceso entero de la clase, y si es necesario, del trimestre. Tratáis de sentiros útiles manipulando a vuestros compañeros convenciéndolos de que el contenido o el profesor no está a la altura, cuando realmente sois vosotros los que no queréis hacer el esfuerzo que se os pide para crecer y alcanzar la altura desde la que se aprecia todo.

Ni siquiera se trata de alcanzar una altura, sólo de querer mirar el paisaje que estamos viendo todos. Pero no, nos dais la espalda en pos de una originalidad, talento, independencia y ventaja con respecto al resto del grupo. Cuando toda la clase sabe, y el profesor el primero, que si estáis aquí es porque algo queréis sacar de las artes escénicas. La mayoría de veces, lamentablemente, sólo éxito o fama prefabricados.

Lo peor, queridos, es que no estáis estudiando impro por obligación. No os dais cuenta de que, en el momento que eliges asistir a una clase, estás intrínsecamente abandonándote a lo que el profesor quiere de ti en ese momento. Necesitas confiar en él porque, en último término, ¡has pagado ese curso! Si no lo haces, tiras el dinero, pierdes el tiempo, y te esfuerzas en que los demás a tu alrededor también lo hagan porque es lo único que te hace sentir realizado.

Y hay algo peor para alguien como yo, que a día de hoy no es tan docente como artista: me obligáis a comprender vuestra posición a través de todos estos argumentos que os acabo de explicar, y me hacéis picar piedra diez veces más de lo que debería con alguien que voluntariamente ha decidido estudiar teatro. Me hacéis sortear todas esas barreras mientras pienso: ¿pero idiota, por qué no remas a favor, si estoy aquí para lo que tú quieres?

Sed más humildes y menos saboteadores.



sábado, 1 de junio de 2024

Propuestas perpendiculares y oblicuas

 

Propuestas perpendiculares y oblicuas

 

Reflexión rápida:

Una propuesta perpendicular es una idea repentina en una impro que rompe con la línea de acción argumental, y por lo tanto pone un nuevo ingrediente sobre la mesa con el que jugar. Puede ser un personaje inventado, una palabra aparecida de manera hipnagógica, o una idea que ningún otro improvisador esperaba en ese momento, por mucho que para ti tenga todo el sentido. Es perpendicular porque aparece cruzando en otra dirección la historia.

Una propuesta oblicua es una aportación que tiene más en común con lo que se está jugando, bebe más del presente narrativo y por lo tanto es más fácil ver de dónde viene y a dónde va. En un gráfico, puedes ver más recorrido de una línea oblicua sobre un plano, que de una línea perpendicular.

Ninguna es más ni menos adecuada, de hecho tiene mucho en común con el pensamiento lateral y vertical de Edward de Bono, pero sí hay algo interesante en una propuesta perpendicular: que ubica mejor.

Es más fácil ver el punto exacto en el que se cruza con la línea preexistente, de manera que en la impro es más fácil ver hacia dónde nos encaminamos ahora.

Ejemplo: 20 años más tarde…

Si un compañero termina abruptamente la escena y lanza esa propuesta, vemos inmediatamente a dónde quiere ir. Y nuestro trabajo a continuación seria descubrir lo que está sucediendo con la trama, pero 20 años en adelante. No un minuto, o un salto temporal indeterminado, que serían propuestas oblicuas.



miércoles, 15 de mayo de 2024

El acento del Pacífico y doblaje

 

El acento del Pacífico y doblaje

 

Por primera vez en este curso pasado, me encontré con una alumna que sacó a relucir uno de esos temas comunes en la impro pero que nadie comenta. Almenos en la impro que me queda más cerca, recordemos, panorama barcelonés.

-          ¿Por qué habláis así de esta forma? ¿Cómo lo haceis? Como si fuera de película, ¿sabes?

Es cierto que hay una tendencia no escrita ni ensayada a hablar en la impro como si fuéramos actores de doblaje. Y remarco que hablo solamente de la impro más cercana o almenos con la que yo resueno más.

Y en mi opinión, es una cuestión parecida al “acento del pacífico”. El acento de pacífico, en el cine de la era dorada Hollywoodiense, fue una tendencia general que asumieron los intérpretes de hablar entonando las palabras de una forma peculiar que les permitía vocalizar correctamente. Recordemos que para ellos no existe el doblaje, por lo tanto el público escucha tal cual la habilidad vocal del actor.

Eso crea un código que, con el tiempo, se rompe y evoluciona hacia nuevas formas, pero especialmente el acento del pacífico ha pasado a la historia como un claro ejemplo de ello. Al doblaje español le sucede lo mismo. Escuchamos estas entonaciones dobladas porque, aunque en ocasiones nos pongan nerviosos y pensemos “¡nadie habla así!” nos ubica en una zona de confort que nos gusta escuchar.

Para mí, hablar como un actor de doblaje en una impro es lo mismo que poner nombres a los personajes: te sitúa fuera de ti. Es un trampolín hacia la ficción. No tenemos escenografía ni guion, usamos todas las armas que tenemos a nuestro alcance para transmitir esa lejanía escénica fusionada con la cercanía de la espontaneidad. Por lo tanto, cuanto más alejes de ti esa ficción, más sentido tiene ser espontáneo.



miércoles, 1 de mayo de 2024

Me sale serlo porque no lo soy

 

Me sale serlo porque no lo soy

 

Me remitiré nuevamente a uno de los grandes referentes que gusto de escuchar, que es el señor Ignatius Farray. Quizá se haya dicho en alguna ocasión en este blog la siguiente afirmación suya:

Un cómico es alguien que no es gracioso, pero se esfuerza por serlo. Se esfuerza repetidamente hasta que le sale. Fake it until you make it. Es la manera de encontrar el camino que te va llevando a ser gracioso.

Aquí voy a añadir que, quien ya es gracioso de saque, no tiene camino por recorrer. Pienso en el clásico cuñado que cuenta chistes en Nochebuena rodeado de familia, y todos le dicen: deberías hacer teatro. Y cuando lo hace, se pega el batacazo padre.

Es necesario que no seas gracioso para que acabes siéndolo. Igual que es necesario que Aladín sea pobre al inicio de la película para que su historia tenga sentido cuando sea rico. Tienes que fingir que lo eres para encontrar caminos para serlo. Si ya lo eres, no tienes margen de maniobra.

Lo traslado a un asunto personal, y es que yo soy un tío bastante organizado. ¿Por qué? Exacto, porque no lo soy. Soy un puto desastre. Si me despisto, mi vida se pone patas arriba en cuestión de días. Como no quiero ese problema, me esfuerzo constantemente por combatirlo. Un comediante es alguien que combate contra su carácter soso, introvertido, serio o rancio, para convertirlo en un show cómico.

Y en cuanto a impro:

Me sale ser espontáneo porque me esfuerzo en serlo durante la impro al abandonarme al control al que, de manera natural, tiendo a estar sometido. No soy espontáneo, pero la impro me ha permitido trabajar estos paréntesis de vida en los que sí me permito serlo.



lunes, 15 de abril de 2024

Problemas que no lo son

 

Problemas que no lo son

 

He estado ahondando en el trabajo del gran Nacho Vigalondo, del que me declaro fan y seguidor. Y en una de sus entrevistas comentó algo que inevitablemente linkeo a la impro.

Nacho es jugador asiduo de rol de mesa y juegos de personajes, y según cuenta, ha realizado largas partidas con sus colegas que me da mucha envidia imaginar.

La reflexión que lanzaba era:

                                   En un juego de rol, invertimos todos nuestros esfuerzos mentales en crear y resolver un problema enorme que, en el mejor de los casos, simplemente desaparecerá.

En impro, debemos enfocarnos en crear problemas que solventar. Total, en el peor de los casos, va a terminar el show.



 

lunes, 1 de abril de 2024

La respuesta ya la tiene ChatGPT

 La respuesta ya la tiene ChatGPT

 


Vamos con las nerdadas de storyteller gafapasta.

He estado dando clases particulares de impro. Me han permitido una hora de enfoque absoluto y aprendizaje en otra línea muy distinta, adaptando las clases a dos jugadores, y siendo yo uno de ellos.

Nos hemos dedicado en numerosas ocasiones a desglosar momentos impro posteriores a la escena, donde por supuesto mandaba el cachondeo omnipresente en mi impro, que por mucho que me esfuerce en darle valor académico, acabo usándola para reírme (y pagar el alquiler). Pero ese es otro tema.

Una de las reflexiones que surgió un día después de una impro especialmente fina y bien atada, fue un momento mágico en el que, si hubiéramos puesto pausa, nos encontrábamos en una encrucijada preciosa. Varios personajes, cada uno con suficiente info previa como para agarrar el protagonista. Era un cóctel perfecto, como cuando mezclas con exactitud y van apareciendo uno a uno los sabores en tu boca.

Al finalizar esa primera escena teníamos unos cinco personajes, interpretados por dos improvisadores, capaces de asumir el peso de una historia en función de la escena siguiente (que una nota sea buena o no, depende de la siguiente nota). No obstante, la cantidad de información que se había lanzado de cada uno era muy distinta en cuanto tiempo de escena.

Había uno que tan sólo había aparecido un segundo buscando a su hijo. La escena siguiente podría haber sido un flashback en el que explicábamos cómo llegaron a ese parque de atracciones

Había otro que vendía productos en el parque y ofrecía algo raro. Podríamos haber visto la escena donde acude a su superior y le dice que el plan sale a la perfección, pues ha conseguido venderle un producto maldito. Ahora quiere algo a cambio.

Estaba el niño, que podría haber protagonizado un viaje del héroe clásico al tener que reencontrarse con su padre en el parque.

Vimos en un instante de flashback un amigo del niño que le hablaba de un lugar mágico en el parque de atracciones. Podríamos haber ido a su escena y ver cuál era su plan.

Y en ese flashback se habló de un malvado que regía el parque, que podría haber protagonizado una historia de redención explicando el por qué de su comportamiento.

PERO.

¿Y si realmente SÍ hubiera un personaje que fuera mejor que los demás para defender una historia? ¿Qué significa mejor, evidentemente? ¿Cuál ofrece más posibilidades? Pues le he propuesto algo a ChatGPT y atención, porque tiene una respuesta. Os copio el diálogo:

Si al empezar una escena improvisada vemos a un niño perdido, un villano haciendo experimentos, un espía que busca al niño, y una secretaria controlándolo todo desde su despacho, ¿cuál crees que sería más interesante de explorar en la siguiente escena improvisada si tuviéramos que elegir a un protagonista de la historia?

ChatGPT

Todos estos elementos ofrecen posibilidades interesantes para desarrollar una historia improvisada, pero si tuviera que elegir uno como protagonista para la siguiente escena, podría optar por el niño perdido. Esto se debe a que el punto de vista de un niño en una situación desconcertante y peligrosa podría generar empatía y mantener el interés de la audiencia mientras explora el mundo a su alrededor.

 

viernes, 15 de marzo de 2024

¿Pies o torsión?

 

 ¿Pies o torsión?

 

Esta será nuevamente una reflexión más que manida en este blog, pero no deja de asombrarme la multitud de aproximaciones que puede tener este proceso mental / improvisador.

Suelo encontrarme en clase con alumnos que, si hablamos de texto, necesitan la réplica anterior clara, meridiana, precisa y al dedillo. Si no reciben el pie exacto, descarrilan y pierden el hilo. Y luego me encuentro alumnos que se permiten distanciarse del texto (les prohíbo hacerlo del sentido) y cambian palabras, torsionan el texto, naturalizan expresiones y están presentes. Supongo que ya con esta pequeña explicación se intuye con cuales resueno más.

He hecho un esfuerzo por entender el mérito que hay en un trabajo preciso y rígido, sobretodo cuando son capaces de darle sentido, intención y presente a las palabras exactas del dramaturgo. Pero coño, a la hora de la verdad, son los actores los que “dirigen” la escena. El director no está en platea para detener y corregir. Y como actor, estás sometido a la verdad absoluta de lo que ocurre. Si hoy añades una palabra porque el momento presente te lleva, ¡hazlo!

O quizá es que pienso así porque aun no he dirigido nunca verso.



viernes, 1 de marzo de 2024

Teenagers

 

Teenagers

 

Un nuevo post sobre docencia, que hoy en día ocupa ya gran parte de mi horario semanal.

Sobre las clases con adolescentes.

Yo no soy docente. Estoy en proceso de serlo pero desde una formación artística. Me centro más en lo que podemos conseguir con la impro que en los alumnos en sí. Es algo que estoy aprendiendo día a día y me adapto, pero donde más lo percibo es con los alumnos de entre 11 y 18 años. ¿Por qué?

En esta edad, hace poco o nada que han dejado la escuela y el instituto, lugares donde las figuras de autoridad como los profesores se enfocan en ellos más que un profesor de universidad, que se enfoca en el contenido de la materia. Yo pongo el foco en la creación, y creo que me falta desarrollar una manera sólida de hacer que se sientan arropados.

No obstante.

Me los gano por la impro, no por mis habilidades docentes. He percibido a menudo sus ganas de salir a escena, arriesgar y expresarse a través de la impro, pero pocas veces he sentido un vínculo estrecho con alguno de ellos. Lo que me lleva a pensar que la impro tiene una gran capacidad para hacerte sentir útil y ganarte a ti mismo. No hay exactamente forma de hacerlo mal (aunque diga lo contrario Omar Argentino en Yes, But…) así que llega un punto en mis clases con adolescentes en el que ya me los he ganado. Pero no por mis habilidades docentes, sino por abrirles las puertas de la impro. Digamos que la impro es mejor profe que yo.

Suerte tengo de ella…



jueves, 15 de febrero de 2024

Aventura, posteridad, trabajo (II parte)

 

Aventura, posteridad, trabajo (II parte)

 

En uno de los episodios de la primera temporada del podcast Gambas Crocantes, que podéis por cierto escuchar AQUÍ, propongo a los improvisadores de Impro con Limón que repartan puntos según su visión actual de la impro. Tienen 10 puntos y hay que repartirlos entre

Aventura – intención de explorar y pasarlo bien en la impro

Posteridad – ambición de realizar un aporte y encontrar una nueva óptica

Trabajo – encontrar sustento y dedicarse a ello

Estos tres ítems los extraje de la entrevista a Orson Welles, y han sido un referente a la hora de formar profesionales de las artes escénicas porque permiten una profunda reflexión de tu momento actual y tu visión del mundo profesional.

Sim embargo, creo que a día de hoy ha cambiado ligeramente mi percepción del tema.

No creo que tengas que repartir 10 puntos para definir tu ubicación actual, creo más bien que uno lleva al otro en un proceso infinito que a cada actuación, ensayo y decisión artística varía enormemente.

Uno puede empezar como aventurero sin pretensión o comprensión profunda de lo que significa el trabajo, y de repente estar en una clase en la que sólo se te exige trabajo. Puede incluso empezar queriendo dejar huella y hacer un aporte a la posteridad pero sin intención de explorar (cosa imposible en realidad), o incluso puede verse envuelto en una actuación en la que no hay nada más que esfuerzo y trabajo duro. Los puntos que dedicas a los tres ítems están permanentemente modificados, incluso en cuestión de cinco minutos pueden variar.

No son diez puntos a repartir, sino un gráfico de frecuencias en constante movimiento.




jueves, 1 de febrero de 2024

Terror en el musical

 

Terror en el musical

 

Me he visto envuelto en actuaciones de tipo musical, en el que un numeroso elenco de bailarines, cantantes y actores hace gala de todas sus habilidades escénicas al servicio del espectáculo. Realmente ha sido un viaje de aceptación el verme rodeado de tanto talento y tener que analizar cuál era realmente el mío, ya que carezco de la coordinación y agilidad para hacer frente a coreografías, y de la técnica vocal para cantar el Cumpleaños Feliz.

Pero viví un momento nutrido de impro que quería relatar para que veáis cómo avanza este auto viaje del héroe.

El espectáculo en cuestión comenzó estrenándose en lengua catalana. Hicimos varias funciones a lo largo de un año en catalán, hasta que en programación en un nuevo espacio lo pidieron en castellano. Hubo que cambiar canciones, letras y chistes de texto. Nos adaptamos, y salió bien durante todas las funciones.

Pero posteriormente, volvieron a contratarlo en catalán. De tal manera que tuve que volver unos pasos atrás para recuperar el anterior texto. Y bajé la guardia porque sentí que no sería tan problemático reordenar idioma y adaptarme. Error.

A lo largo del espectáculo me fui encontrando con varios momentos en los que el tempo real de la obra iba más rápido que el tempo de mi cabeza adaptándose. Pude adaptarme a todos, pero en un tema musical en concreto llegó un momento en el que arrancaba yo una segunda estrofa. Y os prometo que, durante el baile previo, a 10 segundos de empezar, me olvidé 100% de qué decía la letra en catalán.

La coreo avanzaba, yo tenía que acercarme bailando al centro de escenario cara a cara con mi compañera. La miraba a los ojos y pensaba: estoy perdido. No recuerdo el texto. Bloqueo total.

Lo que pensé a continuación se prolongó unos 5 segundos reales, pero lo viví como si fuera media hora de ejercicios mentales.

Pensé: pon la atención al cuerpo, a la coreografía. Olvídate de la letra. Olvidar es reaprender. Confía que aparecerá a partir del cuerpo. Me acordé de mis primeros profesores de teatro, “entra por el cuerpo”. En el cuerpo están las respuestas. Otro paso. Respira, la respiración es el primer ingrediente para cuerpo relajado y activo. Olvídate del texto, no te preocupes. Seguía sintiendo absoluto pánico interior, pero rebuscaba armas en la caja de herramientas. Armas antiguas y olvidadas, pero engrasadas por la impro. Otro paso. Estaba ya muy cerca. Me abandoné. Pensé en la peor consecuencia de todas, y esta era que realmente no dijera el texto. Acepté mi ignorancia, y como dice Jung “aquellos que no encuentran a Dios es porque no están dispuestos a mirar hacia abajo”. Vaya clímax metafísico, pero viene a significar que si estás dispuesto a aceptar que lo que no sabes es mucho más que lo que sí, te sobreviene la calma al aceptar tu destino, si quieres llamarlo así. Un paso más. Llegó el momento. Y os perjuro que sin pensamiento ni decisión, el verso me salió sólo. Sin pensar, sin que yo pasara por un momento mental de recuerdo, repaso y prevención. El texto ya estaba allí, cubierto por una espesa capa de preocupaciones fruto del efecto “ahora o nunca”. Pero dando varios pasos atrás, el miedo queda lejos. Nunca desaparece, ojo, sólo queda más lejos y deja espacio a las palabras.



lunes, 15 de enero de 2024

Levantar actuaciones y superpoderes

 

Levantar actuaciones y superpoderes

 

Ha sucedido en el último año que un par de actuaciones han sido salvadas por mi compañero y yo en situaciones que realmente dejaban mucho que desear en cuanto a condiciones para los intérpretes. Pienso concretamente en una boda abarrotada con niños alborotados en Badalona, y otra en la que hubo que desplazar todo el montaje técnico a un sitio cubierto, por tormenta de última hora.

En ambos casos (y no son los únicos del año, pero fueron con el mismo compañero) nuestra actitud no fue la de vencer en un desafío, hacer frente a una batalla o hacer gala de una enorme habilidad para enganchar al público. De hecho, en estas situaciones suelo abatirme por dentro y en cualquier caso la batalla la llevo de manera interior. Pero de cara a público no denunciamos la situación ni explicamos que vamos a trabajar para ofrecer la mejor impro. Simplemente nos movemos y damos lo único que sabemos hacer. No tenemos un superpoder, vamos a trabajar.

No sé hasta qué punto está sonando humilde lo que estoy diciendo, pero realmente estoy tratando de que lo sea. Sobre todo por lo que contaré a continuación.

Nos hemos topado en ocasiones con compañeros del gremio acostumbrados a otra liga de actuaciones. Conciertos o salas de fiestas donde las condiciones que se piden deben ser cumplidas a rajatabla, o la alternativa es cancelar. Cuando coincidimos, insisten en sentirse asombrados por nuestra capacidad de solventar actuaciones donde sea, con las condiciones que sea, con micros de menos, en un rincón del salón, con la mitad del público huido bajo la tormenta, o con niños cruzando el escenario. Y en el fondo esas alabanzas, ¿lo son en realidad? Porque sé de buena mano que se han cancelado conciertos por no cumplir con unas condiciones que, a mi modo de ver, eran solventables.

Quizá cuando nos dicen: sois unos cracs, no sé cómo habéis sacado este bolo. Están inconscientemente diciendo: muertos de hambre, yo habría cancelado para respetar mi trabajo como artista.




lunes, 1 de enero de 2024

Una molécula de agua, sobre la individualidad

  Una molécula de agua, sobre la individualidad

 

Reflexión rápida:

¿A quién hay que aplaudir? ¿Al que se marca un monólogo espectacular en impro, o a los compañeros que se hacen a un lado para permitir que se él marque un monólogo espectacular?

Se ha hablado varias veces en este blog sobre la individualidad y la cooperación, pero hoy miradlo así:

Una molécula suelta de agua, no moja. El agua sólo moja si son muchas moléculas.

Muchas cosas que actúan bajo un conjunto de reglas, tienen más fuerza que un solo individuo.

Si defendemos las impros desde la individualidad, las estamos debilitando.